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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

EL GENIO DE LA WEBCAM



Desde pequeña tengo un don: parte de mis sueños se hacen realidad, sobre todo cuando se repiten.
Así supe que los reyes magos tenían más de magos que de reyes, o que a mi amiga Violeta le iban a regalar una tablet y no le iba a gustar el modelo. Pero esta no es la historia de esta noche; la historia de esta noche es la historia de un genio maravilloso, de un genio que habitaba en la lente de una webcam de un locutorio de Valencia.

Yo había soñado varias veces con su aparición, así que iba por el mundo limpiando y enfocando e intentaba tener videoconferencias con mis contactos de otras ciudades fuera de mi casa.


Al principio pensaba que era algo cutre eso de que me vieran salir con las mesitas todas apiñadas detrás, pero a mis conocidos les dió por entender que debía viajar mucho y algunos pensaron que estaba trabajando como comercial o representante. Sorprendentemente comenzarón a mandarme enlaces a sus páginas de negocios y a sus videos musicales caseros de youtube. Cierto es que quedé en deuda con ellos: Me lo pasaba genial con sus diferentes artes pero poco podía hacer una peluquera para hacerles triunfar.


Pero volvamos a nuestra historia que es la que quiero contar, ya les hablaré otro día de cómo conseguí resarcirles ( Al menos a la mayoría). La primera vez que soñé con el genio, no lo tuve ni tán siquiera en cuenta, pués apenas unos cuantos de los trozos de mis experiencias oníricas llegan a materializarse; la segunda jugúe con la idea de pedirle que me tocase la lotería y así lo dejé; pero al soñar por cuarta vez con él... Me lo planteé seriamente.


Si me tocase la loteria. ¿Que haría con ello?


Seguramente lo repartiría entre mis conocidos, me indiqué a mi misma, pero se gastaría pronto, pensarían que seguiría siendo millonetis y que lo guardaba todo para mí, cómo la gente es tan mal pensada me llamarían tacaña y perdería a mucha gente que me importa (aunque no estoy segura de si yo les importo a ellos). No, eso no podía pasar, pediría una lotería y me quedaría con ella, tendría que simular, seguir con mi vida normal, pero no podría pagar la hipoteca de mi prima Susi (Tiene la lengua más larga que he conocido jamás) ¿Y si rompiese con todos? Sería una nueva rica, fuera de lugar... ¡Fuera la lotería! No funcionaría jamás. Tal cuál desterré la idea del genio.


Sin embargo continuaba soñando con él. Al principio, después de mis disquisiciones millonarias, me mostré reticente a considerarlo, luego quise maquinar deseos algo más útiles; hice listas con pros y contras para priorizar, pero a todo le encontraba pegas:


-Felicidad para la humanidad: Nos volvería tontos y se lavaría las manos. ¡Ya sois felices!
- Mayor respeto por la naturaleza: Dotaría de habla a los animales para que pudiesemos entenderlos mejor, pero los perros nos entenderían a nosotros, tomarían el mando y nos sacarían de paseo al parque para que les tirasemos palos a la orden de "guau" para que ellos se ejercitasen.
-Que nadie pasase hambre en el mundo: Si eso era lo mejor, pero ¿Y si le daba por conseguirlo? millones de vacas esclavizadas...


-Ya está: Que se consiguiese producir comida artificial, pero entonces no nos haría falta la naturaleza y tál cómo somos la destrozaríamos aún más.


Así fueron pasando los meses y los años: Frotando lentes en lugares insospechados (Hasta mi madre dió un alarido de alegría y sorpresa cuando le limpié la suya en su casa), el genio sin aparecer, y yo rompiendome la cocorota sin conseguir apenas nada que me convenciese pedir en tán solemne futura aparición.


Un día, creo que era de un Septiembre, trás un viaje a Valencia (Había ido allí a ver a mi tio Lucas, que bautizaba a su nueva ahijada, y tras alojarme en su casa, por motivos económicos, estabamos en crisis, llevaba cinco meses en paro pero no encontraba fuerzas para levantarme después de los gritos de mi último jefe...) necesité hablar con mi pareja (Que se había quedado en Madrid por motivos laborales) y la compañía de telecomunicaciones, cómo siempre tras una avería, llevaba una semana sin solucionar nada en casa de mi tío y sin dar la cara. 


Me vestí, bajé a la calle y busqué el locutorio más cercano, me senté en una de esas apiñadas mesitas y limpié la cámara; me había olvidado del genio.


Una nube azul y rosa salió por todo el entramado de cables, inmovilizando el tiempo para todos, excepto para mi y para el genio que empezaba a tomar sus contornos.


Cuando terminó de estirarse y desentumecer su cuerpo se puso brazos en jarras a mi lado, todo erguido, mirándome desde su metro noventa hacia abajo, donde me sentaba, y con voz profunda, sonora y gutural me dijo:


-Soy el genio de la web cam, te concedo un deseo y sólo uno, date prisa, no me hagas perder el tiempo.


Eso ya me puso esquiva: parecía un prepotente de aupa. No me quedó más remedio que acordarme de todo lo que había imaginado desear y sus posibles resultados y apunto estuve de pedirle un boligrafo bic para escribir este cuento hasta aquí.
Cosas de la vida suspiré con paciencia y quise hacerle una pregunta antes de mandarle a tomar viento fresco:


- No va a ser este mi deseo, pero me agradaría que me contases el porqué alguien tan importante cómo tú va metiendo a la gente en lios, y forzandola a elegir entre todos sus males cuál es el que prefieren eliminar en vez de ir ejerciendo tus poderes para hacer el bien común.


Mi sorpresa fué mayúscula cuando le ví abrir muchos los ojos, girándolos para encontrar una respuesta, encogiendose y arrugandose, con los brazos caidos, en un estado deplorable...


Me contó que lo había intentado una y otra vez, que siempre salierón trágedias, y que hace seismil años, llegó a tener una crisis de ansiedad, un niño viendole llorar le preguntó que si no le haría feliz devolverle la vida a su perro chucho, que era muy bueno y a el lo ayudaba mucho. El lo consiguió y se sintió reconfortado por la mirada del niño, aunque chucho pasó de él; desde entonces, con mayor o menor acierto iba por ahí repitiendo el experimento, porque no sabía que otra cosa podía hacer.
En el momento en que terminaba su narrativa respuesta empezó a sollozar,me daba tanta pena verle en ese estado....


Le puse una mano en el hombro y ví que me miraba entre acongojado y vergonzoso. Tuve un instante de inspiración, supe cómo por arte de magia cuál era el deseo correcto.


Cogí fuerzas, le miré cara a cara y, lo más dulcemente que pude, le formulé mi deseo:


-Deseo que me dejes darte un abrazo.
En la terraza una niña se sienta frente a los geranios de la primavera, quiere sorprenderlos en el juego del escondite inglés, pero núnca gana ella.
En vez de rendirse se impacienta y salta, intenta correr más que las furgonetas y ahí la tienen de baranda a baranda.
Al medio día encontró un piedra, redonda toda ella, la pinta de rojo, le pone pintas negras, para que tenga mascota el duende de la enredadera.
Sueña que atraviesa paredes y se niega a hecharse la siesta, el mundo está lleno de mágia y no entiende tanta pereza.
Con los pañuelos de la abuela hace paracaidas para los boligrafos de su hermana, le gustan las letras aunque no sabe explicarlas. Le cuentan leyendas de las que saca moralejas varias. Comprende con el alma el corazón de las palabras.
Su mente busca mil usos al tenedor de las cenas, tridente de gnomos, corona de grandes reinas, si le dan otro, teme grandes pérdidas.
A la noche habla con la almohada, le cuenta sus batallas, algo que es tán suave tiene el don de escucharla.

Superluna

 Me da miedo esa luna que tan de cerca nos mira, puede que un dia se de cuenta de quienes somos y no le guste demasiado, tal vez entonces dejen de llegarnos sus luces y sombras: su dulce melodía.