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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

Sexo y sexos

En el mundo de Peerión los seres dominantes eran los Peeruinos, unos seres que durante siglos habían basado sus superioridad en el alcance de los deseos físicos, espírituales y mentales. Era así que los peeruinos hacían a su antojo con el resto de especies y razas animales, vegetales y ptiunos, imponiendo su voluntad sin tapujos, despreciando y subyugando al resto del planeta sobredimensionando individual y aceptadamente todos los egos del diccionario: Egolatria, egocentrismo y egoismo eran sinónimos de exito y despreciando completamente lo ajeno.
 Pero para alcanzar el estado de jerarcas, en su mundo, les fué evolutivamente impuesto el desarrollo instintivo de cierto tipo de sentimiento de colectivo. Un sentimiento fundamentalmente enraizado en el amor incondicional a lo semejante, que les había garantizado las ventajas propias que en otros mundos garantizaban otras características más generosas, a saber: Sentido común, piedad o simple altruismo.
En el devenir de la última era del planeta, aquella que pertenecía a nuestros amigos, la situación había ido degenerando en una suerte de divergencia abismal entre dos géneros. Resultado de una lucha brutal entre los dos aspectos innatos que con mayor fuerza habían desarrollado estos habitantes del sistema solar de eptión: amor y odio. 
Los individuos que se topaban con un ser del sexo opuesto amaban con pasión el cuerpo que complementaba su método natural de concepción, reconociéndolo cómo de su misma raza, gracias a lo cuál la reproducción continuaba. Los individuos que no contaban con este "Sentimiento" se veían sobrepasados por el desprecio hacía lo ajeno y, tras algún episodio de destrucción de su entorno, más o menos alargado en su miserable vida, solían sucumbir sin haber dado descendencia. Esto garantizaba la supervivencia de sujetos que sexualmente aceptaban un cierto grado semejanza a sus emparejamientos.
Sin embargo, las diferencias sútiles, existentes durante los primeros tiempos de la evolución peeruina, fueron suficientes para provocar el "odio" "natural" y "sano" necesario para dar sentido a una obsesión por buscar la pareja que más se distanciase de uno mismo, pués sus conciencias no les permitían odiar, pero odiaban, y amar, pero amaban, al mismo tiempo. Decantando la balanza al odio y provocando mayores diferencias, para no dañar el buen sentido propio de lo "justo" y "necesario", manteniendo un tenue hilo de "cariño", cuanto más tenue mayormente valorado entre los semejantes.
Los sexos estaban separados inexpugnablemente, tanto individual como colectivamente, y tenían peculiaridades propias. El portador de la descendencia peeruina después de la germinación de la estirpe era llamado hembra, y se consideraba al "macho" cómo responsable de la germinación.
Los machos eran considerablemente más fuertes físicamente y pronto adquirieron la jerarquía necesaria para aislar a cada individuo hembra de los demás, aprovechando las ventajas de imponerse como colectivo agrupado para esclavizar y disfrutar simultaneamente de sus subalternos opuestos.
Los siglos pasaron, con tál amor entre los machos que decidieron garantizar el acceso universal de al menos una hembra a cada uno de los prójimos, pero las hembras menos dotadas, en uno u otro aspecto, daban a luz individuos hembra débiles que acababan desapareciendo del legado genético.
Los machos, en su autocomplacencia, garantizaban la supervivencia de los suyos, fuese cuál fuesen sus carencias.
Llegó un momento en el cuál si se tomaba a una hembra cualquiera y a un macho cualquiera era evidente quien estaba mejor dotado, haciendo tambalear la tradicional jerarquía ancestral, pero la hembra aislada cómo estaba, a lo largo de generaciones, había ido perdiendo el placer de lo semejante y contaba por tanto con la separación dentro de su grupo "natural", por lo que se mantuvo, en situación de "igualdad" durante el último periodo de supremacía machista. También perdieron algo del primitivo desprecio inicial de la raza, ya que hubieron de sobrevivir bajo el yugo y los carácteres mas marcados sucumbieron, en esa situación, al confrontamiento o al suicidio.
Pero ahora, señores, hemos de atenernos a la realidad de la actualidad: Las peeruinas carecen del odio primigenio de su estirpe, tienen amor y, sobre todo, están empezando a despertar a la conciencia telepática que las une en el universo. Solicitamos, por todo ello, que se considere su aceptación dentro del orden galactico, que se las apoye desde su propio sistema solar para desarrollar su propio lugar de estar dentro de la confederación. Gracias.

Cultura en Calpe 2060

Sobre el peñón de Ifach, sobre un mediterráneo azul y calmo, frente a una costa renaturalizada, con apenas cinco grandes rascacielos hoteles, en la plataforma móvil "cultura en Calpe", el pelirrojo Roberto, presentador por excelencia del aplaudido evento anual desde hacía más de una década, pronunciaba las palabras de introducción al acto en el año 2060:
-Bienvenidos al trigésimo noveno concurso anual de escritura libre. Desde esta plataforma, con más de quinientos sensores emocionales, mil repetidores, con ochocientas cámaras, damos la acogida a los lectores escogidos, los representantes de las ocho naciones naturales, más la de Cataluña acogida en última hora, con un único objetivo: trasladar lo mejor de la cultura a cada casa española en castellano. En la primera fila tienen a Josefara, Mariajes, Pedrotes y Gertrudo, en la segunda a Filomeni, Carlojesuita, Pilarian y Federior y cómo colofón, en la tercera y mayor audiencia histórica a los ya laureados y con mayor prestigio Joseprin, Claudiana, Maripepi y Huelgachica. Se procederá primero a la lectura de un gran clásico, cómo muestra de referencia, en este año " Cujo" para que nuestra audiencia pueda tener un marco conocido para realizar después sus votaciones de intensidad y se eliminará a uno de ellos por fila. Después cada uno de los participantes escogerá una obra novel, que será comparada en cada capítulo por el esquema neuronal del escritor en el momento de su elaboración. Se escogerá entonces a las mentes más fidedignas, eliminando a dos por fila. Y por fin se llegará a la sección más creativa, la que leyendo una obra de la mayor antigüedad, en nuestro caso el principito, sea capaz de dotarla de mayor vida, de mayor originalidad. Ustedes tienen la palabra, tan solo tienen que sentarse y conectar uno por uno con los esquemas cerebrales de cada participante o de los originales en sus casas, pueden votar por puntuación, comparando unos con otros. Disponen de once meses para hacerlo a sus anchas, con tan solo colocarse los cascos inductivos y seleccionar el canal apropiado. La diversión está servida y la competición también. Que ustedes lo disfruten.
En su casa Ferni y Luzvil aclamaban a la lectora más famosa de todos los tiempos, la que leyendo el último libro de Yolanda García, más se había acercado a las emociones de la autora, la que leyendo El código Da vinci más intensidad les había creado y sobre todo la que había conseguido sobreexcitarles con la lectura de Frankinstein. Estaban realmente ansiosos, fuera aparte del poder votar, por conectarse a los cascos inductivos en el canal nueve que correspondía a las emociones y fantasias de la mayor, la mas grande diva del momento: Huelgachica.
 Bit a bit intentando llegar a la substancia, bit a bit encontrando las razones subyacentes, bit a bit ignorando lo superficial, lo evidente, lo aparente. Negaciones de uno mismo tratando de llegar al fondo, descomposición presente y retroactiva y, cuando el futuro llega, llega ajeno, obscuro, estadística inexistente, llega estructuradamente pendiente de un cubismo negligente.

Corazón pasado por agua

¿Que quieres luna mia de este corazón pasado por agua? ¿No ves que aquí, ahora, me duelen las esperanzas que he dado por perdidas? ¿Quizás quieras de mí que te cante, que te llore, volverme a escuchar? Luna mia, cielo en penumbras. ¿Quieres que te diga que siempre, siempre te querré? Puedes estar tranquila pues siempre te adoraré. Pero, ¿Qué quieres de mí, que siempre menguas para volverme a mecer? Acepto tu reto claro, escucho la electrícidad que me envuelve las entrañas. Tienes el brillo de mis húmedos ojos cansados, tienes el sonido de mi garganta agrietada, tienes mi corazón payaso escuchando todas y cada una de tus palabras. Dueña de mi en la obscuridad.

lluvia en noviembre

Que tristes son los dias de lluvia, que lejos quedan esos pasos que recorrí contigo. Que tristes son las letras de las canciones que escucho, para agarrar esos recuerdos que atesoro pensando que fuerón solo mios. que tristes son las sonrisas de los desconocidos que me encuentro en el metro, sabiendo que solo nos queda el olvido. Que penas me aguardan en las aceras de todos y cada uno de mis diluvios.

Valag

Jorge era especial, tenía mala suerte, siempre tenía mala suerte. Pero no se lo tomaba a mal, simplemente iba pasando por todas las desgracias inimaginables con una tímida sonrisa tensando su boca.
Cuando a los cinco años su madre se fué de la casa de la familia para irse a vivir con un malabarista, Jorge, no lloró, cierto es que preguntaba a su padre acerca de cuales habían sido las causas por las que ahora los espaguetis con tomate no tocaban solamente los lunes, también los miercoles y los sábados. Era su forma de indagar, con cautéla, sin herir los sentimientos del adulto, sobre porqué se había ido su mamá. Pero parecía llevarlo bien, no protestó a la hora de volver al colegio.
Las cosas se pusierón algo más serias cuando llegó a la secundaria, comenzó a suspender asignaturas y a los demás niños no les agradaba su tímida sonrisa. Además los profesores apenas se dieron cuenta del bulling del que empezaba a ser víctima.
Después la adolescencia no le trató con mucho tacto, a pesar del que tenía él con las chicas, siempre le daban calabazas, o más bien se las tiraban a la cabeza gritándole las barbaridades menos aptas para un oido sensible. Sin embargo la tímida sonrisa no desaparecía.
Cuando murió su Tia Florinda, con la que se llevaba especialmente bien, fué incapaz de verter una lágrima por ella. A aquellas alturas su cabeza era una auténtica tortura. Que si porqué no puedo llorar, que si veo los problemas pero no los siento, nadie se da cuenta de todo mi esfuerzo, se creen que puedo con todo, se creen que soy de piedra, me toman por el pito del sereno, nadie se preocupa por mi, etc.
Pero no lloraba, no, ni parecía ponerse triste. Lo único que se acertaba a comprender de su carácter era una especie de preocupación sempiterna entre sus cejas, justo por encima de su tímida sonrisa.
Le costó mucho esfuerzo terminar los estudios, sobre todo contra el profesorado que le hacía la vida imposible.
Si montaba en bicicleta se le rompian y caían los pedales, si iba de viaje el tren sufría retrasos, si de escalada comenzaban las tormentas. Su primera motocicleta, a la semana, tenía el depósito lleno de arroz. El primer coche siempre aparcado justo bajo los nidos de las golondrinas, palomas e incluso gaviotas. Un desastre vaya.
Al hacerse mayor consiguió un trabajo de fotógrafo, comenzó en una revistilla de barrio, poca cosa pero él era muy bueno, lo suficiente como para que alguien le ayudase a realizar el sueño de su vida, irse a Africa en una aventura expeditiva.
La sorpresa se la llevó al encontrarse con los chamanes de la tribu hujukiyi, unos tipos con circulitos y estrellas azules y amarillas dibujadas en la cara, que al verle en mitad de la selva le rodearon y raptaron sin muchas reticencias por parte de su equipo, por otra parte era normal, ya que allí donde ponían el campamento las serpientes entraban en las tiendas, las conservas se ponían malas y los mosquitos dilapidaban las fuerzas vitales de cada uno de los componentes.
Los hujukiyi le llevaron a una cueva, entonaron cánticos a su alrededor, escupieron fuego cerca de su rostro y le administrarón un brebaje mágico con el que vió un monstruo atroz, con tres caras, sobre su cabeza, que aspiraban algo que emanaba de su propio cuerpo. Le conminarón a recitar una especie de mantras y a bailar con ellos, casi a punta de lanza. Cuando la debilidad se fué adueñando de su ser, tras unas cuantas horas de ritual, juraría haber visto, entre la obscuridad y con una somnolencia viscosa, cómo el monstruo cogía las de villadiego.
El equipo explorador, arrepentido de haber dejado que el rapto tuviese lugar, decidió que aún a un gafe se le deben ciertos respetos, así que selva arriba selva abajo consiguieron un interprete para la zona y le buscarón avidamente.
Cuando tomaron nuevo contacto con los chamanes de la tribu hujukiyi, de inmediato, se apenaron por el pobre Jorge, estaba tán compungido que era imposible no sentir empatía por el.
Todos se acercaron, el interprete tambien, y los chamanes, lejos de parecer enemigos, comenzarón a dar explicaciones:
-Este tipo tenía un monstruo valag sobre su alma. Si no se lo hubiesemos sacado de encima hubiera seguido alimentandose de su tristeza toda la vida, metiendole en lios para conseguirla. Los monstruos valag son peligrosos, provocan incluso terremotos o inundaciones alrededor de sus presas a las que utilizan como si fuesen vacas y sus emociones la leche que emana de ellas. Nunca se debe permitir la presencia de un monstruo valag sobre nadie, por eso le raptamos, pués si se permite seguirá creciendo y creciendo.
Jorge por su parte lloraba y lloraba, todas las preocupaciones de siempre, al fin, tenían respuesta, pero no sólo la de sus ojos sino también la de aquellos que estaban cercanos.

Responsabilidad

-Es lo que tiene el fantasma de la muerte. A muchos nos asusta quedarnos solos, antes o después. Pero seguimos adelante, tenemos que seguir adelante ¿Verdad? Si tenemos esa sombra siempre encima, podemos olvidarnos de vivir cada día, caer en la desidia. Me han contado que incluso hay algunos que llegan a olvidarse de buscar la comida para cada jornada. Es importante creer en algo, pero cada sol tiene su precio, no creo que sea bueno llegar a olvidarlo. Quizás encuentre a algunos que crean que soy muy dura. Creo que debo de serlo, todos dependemos de todos, de una forma u otra y debemos pensar en ello.

 -Seguro que hay algo esperandonos al otro lado, con un nombre o con otro, tal vez algunos de nuestros allegados, pero debemos vivir aqui. Y por eso quiero que lo tengas seguro, extiende el brazo, esto es un si a la responsabilidad de la vida.

 _Martina inoculó la dosis en el brazo de la pequeña de doce años, nadie sabía a ciencia cierta si sería placebo o la substancia tan apreciada que estaban probando, pero era importante darle la oportunidad de vencer el ebola, tenía aun cuatro hermanos pequeños._

Redireccionamiento

Alguien debería habilitar la autocorrección vital, por muy mala que fuese evitaría que alguien me saltase un ojo con el paraguas al ir a por el pan.

tristeza movil

¡Quién tuviese el poder táctil de android, a la hora de revisar los mensajes de correo, para borrarme las penas del alma en la pantalla de mis malos recuerdos!

El viaje

A través de un cielo anaranjado de incipiente amanecer, una avioneta sobrevolaba el contraste de verde vivo de las cercanías de stonehenge, alguna nubecilla intensamente rojiza salpicaba el espacio que saliendo de la obscuridad se teñía de azúl celeste. Dentro un matrimonio celebraba sus bodas de coral.
Él, piloto por aficción, había planeado el viaje, nunca mejor dicho, dispuesto a recuperar el tiempo perdido en los de negocios. Ella, una rubia eterna, había accedido a pesar de saber que la distancia ,impuesta a lo largo de los años, requería más conversación, para llevar a cabo la reconstrucción de la familia, que romanticismo. Las hijas, de veinte y diecinueve, hábilmente encauzadas en un viaje vacacional programado para aprender chino, no llamarían hasta la una del mediodía.
-Es increíble-Comentaba él - Mira que precioso, a través de los siglos sigue sintiéndose la magia en este lugar.
-Si cariño- Comentaba Claudia- Pero sigo diciéndote que me encuentro algo cansada, me gustaría regresar al hotel.
-¡Pero si acaba de comenzar el día! Relájate, seguro que consigo que te lo pases bien, aunque me cueste.
-Cariño, estoy mareada, por favor, no sigas.
-Llevas toda la semana quejándote, parece que quisieras boicotear nuestra luna de coral.
-No creo que tengas derecho a decirme eso. ¡Simplemente estoy mareada!
-¿No puedes aprovechar el tiempo en disfrutar y volver a ser una familia unida?
-¿Familia unida? ¿Disfrutar? Llevo una semana intentando hablar contigo y no con un boletín de una agencia de turismo. Discúlpame si tengo algo más en la cabeza que un montón de piedras tiradas por algún tarado, en circulitos, hace ni se sabe cuantos milenios.
-¡Algún tarado! ¡Empiezo a convencerme de quien es la tarada aquí!
-¡Yo tarada! ¡Mira, si me hicieses algo de caso a mi, en mis bodas de coral, en vez de a las piedrecitas y tu afán estético...!
-Afán estético, eso es lo que me une a ti.
-¡Pero serás desgraciado! ¡Tu hija mayor abortó el año pasado y tú todavía no te has enterado!
-¿Qué?¿Cómo no me has dicho ...? Dios... Creo que tendrás que ponerte el casco teleacción de emergencia...
-¡Pero tú no tienes tiempo para hablar, prefieres llevarme a ver cositas!
-Claudia, por favor... El casco... Me duele el pecho.
-Martín... Martin..
Claudia comprendió entonces que había traspuesto la línea. Acertó a ponerse el casco y a pulsar el botón de llamada de emergencia.
-Socorro, socorro, ayuda ¿Me escuchan?
-Si la escuchamos, díganos.
-Mi marido, el piloto, está inconsciente, no sé pilotar la avioneta.
-Tranquila, relájese, estamos recibiendo su mapa de actividad neuronal a través del casco de teleacción, en unos instantes el ordenador de la base tomará control de su cuerpo y aterrizará la avioneta, solo tiene que ponérselo fácil relajándose.
Claudia trató de relajarse, aunque no era fácil, seguramente le acababa de provocar un infarto a su marido, pero tenía que conseguir dejar la mente en blanco, así funcionaba aquello según los programas que veía en la pantalla de su comedor, allí en Barcelona. Que lejos quedaba en aquél momento Barcelona.
Poco a poco, comenzó a sentir un hormigueo en la punta de los dedos, y el ordenador de la base consiguió hacerse con el control de su cuerpo en apenas treinta segundos. Claudia quedaba como espectadora, sintiendo como se movían sus brazos operando en la maquina voladora tal si llevase años de práctica. Cada pocos instantes sus ojos hacían por observar al que era su marido, tumbado, a su lado, pero consiguió sobreponerse a tener pensamientos propios a fuerza de voluntad. Y la avioneta aterrizó.
-Señora, señora. ¿Nos escucha?
-Si, acabamos de tomar tierra. Gracias ¿Podrían enviarnos ayuda por favor? Creo que mi marido a tenido un ataque al corazón ¡Por favor ayúdennos!
-Tranquilicese, señora, no se quite el casco todavía, acabamos de introducirle una aplicación de primeros auxilios al ordenador, es posible que estos primeros instantes, cruciales, puedan tener asistencia. Procure tener la mente tan en blanco como en el aterrizaje ¿De acuerdo?
-De acuerdo. Estoy lista.
El ordenador de la base siguió tomando posesión de Claudia mientras comprobaba el pulso, miraba las pupilas de Martín y comprobaba cuantos parámetros era posible. Tras terminar dio un pitido sonoro.
-Señora, Claudia ¿Verdad?
-Si soy yo. ¿Lo he hecho bien? Creo que me he despistado al tomarle el pulso. Tiene pulso.
-Si escúcheme, irán ahí a atenderles en persona en breve, no se muevan. Su marido parece estar bien. Todo parece indicar que ha sufrido un desmayo por un ataque de pánico. Se pondrá bien.
Claudia miró enojada al Martín ausente. Los dedos de sus manos se crisparon y lo abofeteó una y otra vez con bastante fuerza.
-Claudia, Claudia. Para- Acertó a decir Martín.- Para. ¿Qué ha pasado?
-Estamos bien, desgraciado. Ya seguiré contigo en el hotel. Ahora nos toca esperar al equipo de paramédicos, en cuanto te tomes el tranxilium que pienso exigirles que te den te seguiré abofeteando.
Y con estas palabras llenándole aún la boca le encajó el beso más potente, largo y apasionado que Martin hubiese recibido nunca.
Espera, espera, espera ¿Cómo que te quieres separar? ¡Si no me conoces!
¿No prefieres tener plan mañana y quedar a almorzar? ¡Me duelen las palabras atragantadas! Si no son las mias, ¿de quién serán?

Cuestión de idioma.

Soñé tantas veces que hablaba contigo que cuando aprendí tu idioma ya te habías ido. Lo que perdimos, lo que ganamos quedará en lo desconocido siempre.

Sola

una lágrima sola, aislada, a mi alma entera abandona. Un grano de sal, que se me queda en la mirada, atina a bostezarme los ideales nunca enunciados por inaniacción. Si al menos escuchase alguna canción que mereciese el suspiro, el anhelo, la explicación...

Luna

Que luna tan preciosa, ilumina las aceras, las hojas de los árboles, las ventanas de los que se fueron a dormir. -Luna, siempre me acompañas en las noches de otoño, y en las de primavera. Quién fuese poéta, aquí, ahora mismo, para escribirte mil poemas, para tener el dón de hacerte sentir una pizquita de lo que me haces sentir tú a mi.- Creo que te olvidas de que no siempre soy tan buena, amigo, puede que yo te haga sentir, pero... -Bua, ya sé lo que dicen de tí, que si las mareas, que si las frustraciones, que si los hombres lobo. Y no digo que no tengan razón. Fijaté el bobo que andaba tras de mí, se creyó gato e intentó saltar como yo al otro tejado.

Historias de Daira: El trabajo de Gloria

Entre las tiendas de la calle modela la madre de Luisa, Gloria, tomaba rápidos apuntes sobre el terreno. La madre de Luisa, una mujer atlética, joven y muy dinámica, se dedicaba al fachadismo, un arte poco valorado pero bien retribuido. En sus tiempos de estudiante planeaba dedicarse al diseño de joyas, pero el destino quiso que, al incorporarse al mundo laboral, sus primeros contratos fuesen como fachadista, es decir: Diseñadora de fachadas para locales comerciales.
Se le daba especialmente bien trazar dibujos en tres dimensiones para acomodar los amarillos, naranjas y rojos de los paneles solares de  perovskita, de forma que recreasen los ocasos del nivel azotea que tanto anhelaba la mayoría de las gentes de Daira.
Aunque mucha gente creía que era una labor banal, el factor estética, aunque primordial, no era el único a tener en cuenta, ni el más difícil de todos. Se trataba de un oficio que también requería de conocimientos de materiales, electricidad y arquitectura, entre otros muchos. y eso sin tocar el tema de normativa vigente.
En lo que le tocaba en particular a aquél trabajo concreto, por ejemplo, tenía que estudiar continuamente el hecho de que, por razones obvias, no podía tocar la matriz de titanio más que en los puntos señalados de acople; que en la realidad eran unas diminutas muescas donde se podían enganchar las estructuras que la cubrían.
Cómo tantas otras veces, su coordinadora de equipo le había encargado especialmente el diseño de su material predilecto, la flexible y translúcida perovskita; No era con mucho la parte fácil, ya que aunque en algunos paneles podía combinarla con otros materiales más robustos, lo normal era que la perovskita sin plomo disponible fuese apenas recubierta por algún impermeable.
La especialidad de Gloria era indispensable siempre, ya que la necesidad de recoger la luz emitida por las fuentes idemsolares del techo, colocadas a doscientos metros del suelo del nivel, procuraba de electricidad, agua caliente y calefacción a todo edificio que fuese recubierto de placas solares.
Así que ella no se quejaba, porque siempre tenía un puesto en uno u otro lugar, renovando o innovando según se diera el momento. Aún así, en privado, ponía alguna pega, cómo por ejemplo el tener que hacer trabajo de campo, pués los mapas 3D, desfasados, solían desplegar publicidad que no se encontraba en el lugar del que se tratase y, a veces, no mostraban cambios de importancia crítica.
Sin embargo aquella vez lo estaba disfrutando de lo líndo, la calle modela era el centro de la moda gentcular, y su trabajo era transferible a los demás niveles, si apenas tres o cuatro más niveles adoptasen su diseño sería una oportunidad para dar a conocer su trabajo a un publico mayor.
Mientras pensaba sus ojos se detenían en los escaparates y hologramas que se exhibían con la última moda. No podría costearse un abrigo de plumas para el comienzo de curso de Luisa, tal vez un par de anoraks de piél de oso cultivada le viniesen bien, y en cuanto terminase de proyectar las imágenes que tenía para la calle modela en relación con los esquemas de las muesquitas de titanio, se pasaría a por tres o cuatro sprays de tela modelable para las fiestas. Aquí era fácil encontrar las texturas más apreciadas, como el algodón o el lino.

Ciclo 2

Me acerco hoy a ustedes desde el ánimo de quien quiere mostrar un camino; un camino que, si bien no exento de peligros, otros nos han ido marcando, con sus gestos generosos, con sus palabras increíbles, llenas de significado, con sus pasos ineludibles y firmes; Los caminos son esa prueba de quienes nos precedieron que, con la marca de su paso, nos procuran seguridad y serenidad en nuestro andar en la vida; algunos son carreteras sólidas, otros, menos majestuosos, nos permiten trasladarnos en nuestra cotidianeidad, en nuestro día a día; los más recientes, los olvidados, los más atrevidos, apenas forman senderos y, de cuando en cuando, algo ajeno, algo insólito, cruza con su propia fuerza su trazado; son esas otras "marcas" las que deseo que sigan conmigo.
Hay que ser valiente para abandonar, aunque sólo sea por unos instantes, nuestras propias fronteras, para atrevernos a indagar más allá de lo que otros nos han podido o querido contar, para ver el mundo por vez primera con nuestra propia mirada, para atrevernos a poner los pies en un terreno nuevo; a veces basta con volver a aquellos senderos olvidados para abrir nuestros sentidos de nuevo. Quienes atraviesan dichos senderos nunca vuelven a ser los mismos. El aprendizaje de la exploración cambia la perspectiva, de tal forma que, transiten el camino que transiten, sus ojos, dirigiéndose  al horizonte, son capaces de ver lo inescrutable aún dentro de lo estipulado.
El ser humano debe mucho a los individuos que, a lo largo de las épocas, han osado ir más allá, a pesar de las indicaciones, y, en ocasiones, han logrado cambiar el paradigma de su tiempo; quizás, cuando uno busca el significado de la palabra paradigma no se dé cuenta de lo que acaba de encontrar; parece una palabra más, pero considero de una importancia vital comprender lo que esconde la conjunción "cambio de paradigma". Implica que una persona se ha asomado fuera de los bordes limítrofes de su entorno, que ha encontrado un lugar mejor dónde dejar su huella, que ha convencido a los miembros de su sociedad de que el lugar que ha encontrado es mas acertado para dirigirse en el día a día, que los más allegados siguen sus señales y que, por fin, se abandona el pasado, calificándolo incluso de erróneo y absurdo.
Parece fácil, desde nuestro conocimiento, descartar ideas cómo las que se tenían sobre la forma de la tierra, el giro de los planetas alrededor de nuestro orbe, la circulación de la sangre y tantas, tantas otras; sin embargo, pongámonos en el lugar de aquellas gentes, supongamos, por ejemplo, que nos ha tocado vivir en pleno conflicto creacionismo-evolucionismo, imaginemos que durante toda nuestra existencia, los profesores, los doctos, los libros, las oratorias en las iglesias, los cuentos en el campo, nos hubiesen bombardeado con la idea de una Tierra creada por Dios en siete días, con sus siete etapas diferenciadas, con un orden férreo; cualquiera tacharía de loco a quien lo pusiese en duda.
Pero algunos individuos se acercan a los abismos que han creado esos lugares comunes, perciben los puentes del pensamiento de sus pueblos, de forma distante, y, observando el terreno con esos ojos dotados de un don especial, construyen su propia forma de crear historia.
Los fósiles encontrados de animales que ya no existen parecen no dejar lugar a dudas, el estado de la materia que los forman tampoco, desde el punto en el que nos encontramos, pero en aquellos días una pequeña broma, volvía a hacer dudar a los más avezados: Unas "piedras fósiles" con la forma de animales actuales, en posturas de lo más variadas, incluida la de la cópula de dos ranitas enamoradas, consiguen, que las gentes, cuyas infancias estuvieron marcadas por las antiguas enseñanzas, se aferren a sus viejos principios de nuevo indicando que la naturaleza pretende imitar a Dios y que esta es la única razón de la existencia de los fósiles que aún hoy pueblan nuestros museos; tienen que ser, tras publicaciones en periódicos y textos científicos de la buena nueva del retorno al sentido común, unos estudiantes, los que admitan, frente al regreso a las viejas ideas, y tomando su responsabilidad, haber tallado las figuritas y haberlas colocado frente a su estudioso maestro en sus incursiones en la montaña.
  Y es que, a veces nuestro Dios, borra nuestras rutas con su palito, demostrándonos la insignificancia de nuestra cultura, como si de caminitos de hormigas se tratara, como un niño frente a nuestros hormigueros, quizás para protegernos de algún peligro o quizás para enseñarnos la humildad de la pequeñez de nuestra existencia.
 

Historias de Daira: Luis y el autobus

Luis se había reincorporado al servicio de su gentpculo. Tras las vacaciones le habían asignado, como conductor, una línea de autobuses en el vigésimo primer nivel, justo diez por debajo del suyo. Era algo incómodo, ya que cada diez niveles se cambiaba el turno de luz diurna artificial aplicado y, aunque solamente eran tres las horas de diferencia, la inteligencia sanitaria le obligaba a llevar aquellas gafas tan pintorescas. El principio era sencillo: La luz azul regulaba los ciclos circardianos, el resto de la luz le permitía ver, las gafas eran un filtro regulador para que su cuerpo, su hipotálamo, siguiese la hora del grupo horario dónde se hallaba su vivienda familiar.

No era algo habitual que a uno, por finalidades constructivas obligatorias, lo cambiasen de grupo horario. Según le explicaron se debía a un requerimiento de personal agrícola extraordinario en el nivel. Es decir que debían de estar tratando de exterminar alguna plaga nueva y necesitarían personal en los laboratorios propios de ingeniería genética. Era muy habitual ,demasiado, que tras dicha ingeniería, (por ser tan específica y requerir tantos años de estudio) y debido a la gran cantidad de gente que la cursaba, se acabase trabajando prácticamente con exclusividad en labores como conducción u hostelería. Una más de las vergüenzas habituales de la organización del gentpculo que tenía tanta holgura en materia de elección de dicha carrera.

Por una vez tendrían excusa, al menos en el vigésimo primer nivel, para no reclutar más programadores que renovasen los parámetros anticuados. Pero seguía siendo incongruente tal pasividad. Total, en un mes o dos lo habrían tenido bajo control, aún sin recurrir a todos los efectivos del nivel, usando un par de cientos de trabajadores de los niveles aledaños. Hoy en día era algo sencillo conseguir cualquier parámetro bioleco ya fuese en zoología, botánica o inserción ecosistémica.

Pero no, uno vuelve de las vacaciones y... se encuentra todo patas arriba.

No tenía suficiente con ir a comprar memorias encriptadas y certificadas para todo el curso: no vale cualquier cosa... tienen que ser certificadas por la subdelegación docente, para que no emitan ni reciban ninguna onda que pueda variar los deberes de los críos, y tienen que estar encriptadas para asegurar que solamente con los chips identificativos de sus bracitos se puedan abrir los archivos. No tenía suficiente con ayudar a reponer la despensa de su globalbarrio, con revisar las instalaciones de calefacción, aire acondicionado, fontanería, de su casa y de las veinte circundantes (En que maldita hora se le ocurrió hacer aquél curso intensivo de cccc, que si hubiese leído la letra del contrato del mismo y sus responsabilidades sociales al finalizar los saberes propios...), encima le cambian de labor y de nivel. ¡Con lo a gusto que se encontraba él de farmacéutico!

Sólo esperaba que su puesto habitual se mantuviese prioritario después del trance de estas gentes. Por algo llevaba tres años esforzándose tanto en mantenerlo.

En fin, lo más difícil de todo era ver, sin reírse, las pintas que tenían los señores bajo el prisma del filtro de las gafitas: Los trajes cambiaban de color según el horario del turno de luz diurna del nivel dónde conducía, pero las gafitas conseguían que, a eso de la tarde avanzada, él viese los atuendos de aspecto nocturno con una bonita luz azul diurna.

Babel

Existió un tiempo en el que éramos felices, hace ya mucho tiempo, y lo hecho de menos; fue antes de la gran obra. No es que todo fuese perfecto, pero era mucho mejor que esto. Al menos teníamos la ilusión de entendernos, sabíamos donde estábamos unos respecto de otros; cierto es que nos aburríamos, que teníamos demasiado tiempo; No se... quizás sea el único capaz de comprenderlo, a fin de cuentas soy el único que queda de aquellos tiempos.
Durante años intenté explicarlo a las nuevas generaciones, pero no sé el alcance que tienen mis palabras en sus mentes; en la realidad sus efectos son pocos.
Sería bonito que todo pudiese volver a ser como antes, seria realmente maravilloso, todos los días sueño con ello, todas las noches acuden a mí los consuelos del recuerdo. A veces...
Hace ya tanto tiempo que a veces creo que fue sólo un sueño, hay veces en que creo que me vuelvo loco y olvido, me convierto en un animal, en su sentido más estricto, son tantos los anhelos del pasado que sólo puedo construirle un muro a mi humanidad para evitar que se extinga.
Existió un tiempo en el que colaborábamos, teníamos la ilusión de controlar nuestro mundo, no es que lo creyésemos, es que éramos dioses. Nos sentíamos así en grupo. Claro que los grupos eran otra cosa de lo que son ahora.
Aún me brillan los ojos con ese sentimiento que asemeja alfileres o agujas recorriéndome el alma. ojalá siga vivo, en mi, este sueño, es como una bandada de golondrinas justo antes de llover ¿Alguien se ha fijado? Van cruzándose unas con otras rozando el suelo, dicen que es por la humedad y que nunca se posan. Pero nosotros dimos contra el suelo. Queríamos hacer lo más grande; nuestros pastos, nuestros bosques, no nos bastaban. No nos bastaba recolectar y jugar, no nos bastó guarecernos del frío, ni siquiera tener animales domésticos.
Nosotros solíamos contar historias al calor de una hoguera, creímos en Dios y le construimos su casa en el cielo; Nos gustaba jugar, y quisimos llegar hasta allá arriba, nos pusimos manos a la obra.
Pero necesitábamos dividirnos para realizar las tareas necesarias.... Y Babel se derrumbó.

Historias de Daira: Centro comercial cielos

En el centro comercial cielos todo era calma, los aparatos antirruido estaban tan bien colocados que los visitantes solo podían escuchar, pero lo hacian claramente, las conversacionse a menos de tres metros; los hilos musicales adaptados emitían directamente a las pulseras k5 sus novedades, además la musicoteca era compatible con otros dispositivos permitiendo la adquisición gratuita, de lo que cada cuál escuchase, con tan solo pulsar un boton.

A la entrada unos pequeños olfatines permitian el disfrute, previo pago del abono correspondiente, de los aromas más sugerentes conocidos en el gentptculo. Ni que decir tiene que las exposiciones del cielos eran la vanguardia en cuanto a expresiones de motores, conectores, herramientas y demás artilugios para el hombre.

La paciente María dejaba a Luis ir y venir entre los visillos pixelados.

-¡María mira; es el modelo x50 que te enseñé la otra tarde! ¡Fijate, tiene cable alpha y receptor de ondas chico!
- Tú entiendes más de eso, seguro que es bueno, pero dejame ver el precio.

María paso el reverso de su pintalabios para leer el codigo de surft.

-¡350 oralnes! ¡Que locura! Anda vamonos de aquí que tengo que comprar unos manteles.
-Pero Maria, nos hace falta.
-Ya te dije que tenías que arreglar la cortina del baño el mes pasado, sé que ahora costará más trabajo, pero los manteles son imprescindibles. Además hay que ir al cine, no nos queda tiempo.

Luis sabía que no conseguiría nada oponiendose tercamente a Maria. Como a todas las mujeres le disgustaba que le llevasen la contraria, era mejor esperar un momento más adecuado. Cogió a Juanito de la mano y siguió a María hacia el cine.

-¡Vamos Juanito! Que Mamá nos lleva al cine.
-¿Qué vamos a ver?- Preguntó Juanito.
-Ya lo veremos cuando lleguemos.
-Vamos a comprar palomitas- Añadió Maria. Pero primero compraremos unos manteles blancos y con puntillas.

La cartelera del cine se proyectaba por el techo del último piso del comercial; grandes flechas indicaban las direcciones de los temas más actuales, de las mayores salas y aquí y allá, salpicando el trayecto, las personalizadas permitian el acceso a toda la imagenteca.

-¿Te apetece ver una proyección de perritos Juanito?
-¡Si mamá, quiero ver perritos!
-Pués nos ponemos a la cola. Voy a llamar al robonito.
-Robonito. - Pronunció la madre acercandose la pulsera k5 a la boca.

Un robot salido del techo voló hasta la familia.

-¿Que desean?
-Unas palomitas grandes, dos chocolatinas de menta, una de naranja y otra de fresa, también queremos tres refrescos de chumb pequeños.
-En preparación. Son 30 oralnes. ¿Pintalabios o crédito?
-Pintalabios.

La mujer acercó el pintalabios a un código que aparecía en la mano del robot y tras leerlo pulsó tres veces con el pulgar para aceptar el pago. El robot fué a buscar su pedido.

-Mamá tengo sed ¿Tardan mucho?
-No sé porqué tienen que seguir viniendo robots a preguntar. -Decía Luis- Sería más rápido pedir directamente con las pulseras.
-Desde luego... !Y también nos ponemos tuercas en el estomago! Si es que los hombres tenéis unas cosas....

Cuadros

Desde que se había mudado a aquella mansión no pegaba ojo. Cada noche le faltaba algo distinto, que si un anillo, que si un florero... Pero no había manera de pillar al ladrón, nadie sabía como entraba, ni siquiera los del seguro. Por faltarle le faltaban hasta los sanwiches de la nevera. Pensaba que quizás la mansión tuviese algún pasadizo secreto, pero llevaba ya tres semanas allí y quien fuese no parecía ir más allá, aunque era muy inquietante. En fin, mejor cambiar los cuadros de las habitaciones, sobre todo esos dos tán parecidos, esos que tenían dibujado un comedor tan realista. Conservaría los marcos, esos si, que debían de tener la tira de años, incluso creyó recordar haber visto algo parecido en la biblioteca del primer piso, la que tenía libros de brujería. Era tarde, pero inquieta como estaba era el momento oportuno, primero el del pasillo, por una fotografía de Siberia. Y así lo hizo, pero escuchó un tropezón en el comedor y se asomó, no parecía haber nadie, en fin, ahora el otro por el desierto del sahara....

Parca

 Amelia llevaba tres meses ingresada con pronostico grave. Llevaba semanas con unas alucinaciones muy fuertes, en ellas venían a hacerle daño los amigotes de su novio, el que le había dado la paliza que la llevase a ese estado, pero aún así tuvo fuerzas para pedir a sus familiares que le llevasen a la habitación sus enseres más preciados.

 Podría resultar extraño que entre las cosas que pidió se encontrase una sartén, pero era la sartén de su bisabuela Martina. Aquella noche, entre dolores, comenzó a padecer de nuevo sus paranoias, agarró el preferido objeto dispuesta a defenderse una vez más.

      La muerte, la parca, venía sin prisa pero sin pausa, llevaba ya tiempo esperando la resolución final, sabía que Amelia tenía un pie dentro y el otro fuera, solamente dependía de su estado de ánimo que sobreviviese o no.

 Esta triste sombra guarda recuerdos de todos y cada uno de los que se lleva, y al observar a Amelia pensaba en su bisabuela, en las comunes circunstancias de sus agonías, en el paralelismo de sus vidas. Recordando de esta forma dejaba correr los segundos que separaban la sentencia divina de la ejecución de la misma. Martina... que gran cocinera fué. Pero la sentencia no llegaba a pesar de que Amelia seguía perdiendo energía con sus fantasmas. Por ello la muerte, aburrida, decidió hacerse con un pequeño librito de recetas: Le había entrado gusa. Un tono como de móvil le avisó de la probabilidad de sentencia firme en veinte minutos y leyendo para sobrellevar su angustiosa tarea traspasó la puerta de la habitación de la muchacha dispuesta a esperar en su cabecera.

Amelia, abiertos los sentidos al misterioso más allá por razón de su estado escuchó la entrada de la presencia y agarrando la sartén por el mango, pero al ver el espectro se derrengó casi afixiada de sus esfuerzos. La parca la miró, miró su libro de recetas y miró la sartén que apenas podía sostener Amelia
.
   -¿Sabes tú alguna receta para hacer pollo crujiente? - Le preguntó

-Si algo sé- Respondió la famélica y nerviosa joven

- He tratado varias veces de conseguir que me quede en su punto pero nunca lo he logrado........        

Sin darse cuenta comenzaron una conversación banal, resignadas ambas en la espera del destino, dandose consejos e innovando con la fuerza de la imaginación nuevos y jugosos manjares, discutieron a fondo los porcentajes de azucar de las confituras, la conveniencia de usar horno de leña o parrillas.

El tiempo pasaba y pasaba y ambas no dandole importancia olvidaron qué tenían pendiente.

Cuando llegó el amanecer todavía no había salido sentencia, es más, un nuevo tono de "movil" avisó a la ejecutora de su aplazamiento indefinido. Aún no quiso decirle nada a Amelia, comprendiendo que se debía a la resignada calma la retirada de aquél lugubre tono que, horas antes, había recibido al respecto. Por una vez, la muerte estaba contenta de haber ayudado a alguien a posponer el juicio, acompañando extrañamente a la nieta de aquella Martina tan sabia y apañada.

Cambiar el chip

Año 2040
 Laura soñaba despierta con Alfonso, con su voz calmada, con el tacto de la piel de su mano sobre la suya al tropezarse mientras intentaban coger los libros que se le habían caído a ella en las taquillas del instituto. No podía quitarse de la cabeza sus enormes y profundos ojos marrones. ¡Que mirada más intensa! 
Y entonces, justo entonces la voz de su madre retumbo:

 -¡Luisa ponte cómoda que voy a enchufarte las tres horas de estudio!

 -¡No mamá, no me enchufes aún!

 -Tienes dos minutos para sentarte.

Respondió la madre.
 Luisa, que estaba en el parque, suspiró y buscó un buen asiento. Desde que la habían metido en el programa de estudio forzoso nada era lo mismo.

 -¿Estás ya sentada?-
 preguntó su madre desde su oficina-
 Si mamá, ya estoy sentada.

 La madre apretó el botón y ante los ojos de Luisa empezaron a proyectarse las lecciones del día. No importaba si volteaba la cabeza, los ojos, o siquiera si cerraba los párpados, allí estaba la primera página de la tarde y allí estaría el próximo minuto, para que lo tuviese presente y patente una pequeña alarma sonaba aguda cada poco en sus oídos.
El chip del estudio forzoso, insertado en su cabeza, había cambiado radicalmente su vida, solo le quedaba la esperanza de aprobar y que lo pusiesen en modo suspendido. Iba a ser un trimestre muy largo.

Residuos

En la fotografía podían apreciarse dos filas de árboles sumergiendose y nadando en dos líneas practicamente parelas.-Y esta es la foto de cuando empezaron a fallar los basureros radioactivos. Desde entonces ha sido francamente dificil contarles a los niños la historia de cómo Eva consiguió coger una manzana... ( Eso si, ahora volvemos a vivir setecientos años)

El hombre lluvia

El hombre lluvia era como le conocian todos en la ciudad. Siempre iba con paraguas y siempre tenía un círculo de lluvia sobre el. Alrededor, hiciese el tiempo que hiciese, las gotas salpicaban chorreantes formando pequeños charcos a su paso. En invierno era menos evidente, pero siempre curioso. Aquella tarde ella se atrevió a acercarsele, llevaba tiempo pensándolo. - Disculpeme, no he podido evitar sentir curiosidad por usted, aunque no quisiera ser insolente, pero... ¿No siente melancolía siempre bajo la lluvia? Quisiera hacerle la tarde un poco más grata. He traido algo de música que me gustaría compartir... -Chiquilla, fijate bien, es verano y en verano siempre llevo un arcoiris conmigo.

pesadilla

Siempre tuvo pesadillas, pero pesadillas pesadas. Desde que tenía uso de razón las personas que veía de día parecían transformarse en obscuros monstruos y demonios por la noche. Quizás por la rutina o quien sabe por el frío de la habitación, la dureza del colegio primero y del trabajo después, las prisas, el estress, el futuro incierto... Pero esa noche, se le aparecieron todos, todos juntos, uno detrás del otro, y lo que parecería insoportable, abismalmente atroz, transformaría su percepción para siempre. Esa noche era distinta al resto, porque esa noche era más real que ninguna otra: De alguna forma había tomado conciencia de estar durmiendo, quizás era la rutina, quizás el frío, la dureza del trabajo... Pero su ego estaba presente, dandole con la almohada de forma entusiasmada a cada uno de los fantasmas mientras gritaba... ¡Una primitiva premiada!

Arquetipos (Y seguimos)

Vamos a ver. Punto primero, los "Arquetipillos" esos. ¿De dónde proceden? Porque las primeras "sociedades" se las debemos a "Hembras" y hablo desde el inicio de la "especie". ¿Cómo se suplantó el matriarcado por el patriarcado? ¿No fué en base a la fuerza física? Paso dos: ¿No ha cambiado un poquito la sociedad desde que tenemos máquinas? Y lucha contra el analfabetismo, implantación de la mujer en el mercado de trabajo (Forzosa ya) disolución de los "roles tradicionales" Separación de la familia cuando se trata de "inculcar conocimientos" a la prole... ¿No será necesario cambiar los arquetipos en una sociedad cambiada? ¿En qué se basaran los arquetipos del mañana si la fuerza física ya no es necesaria ni un valor al alza? ¿Serán justos los arquetipos teniendo en cuenta que las funciones desempeñadas son las mismas? Punto tres: Los altos cargos desempeñados por "mujeres específicas" me indican que no pintamos el mundo de rosa precisamente. ¿Vamos a seguir jugando a los arquetipos? Punto cuatro: ¿Donde metemos a las "mujeres" que tienen más testosterona de la normal, los hombres que tienen menos de la normal, los hombres que son inmunes a su propia testosterona y desarrollan cuerpo femenino, las personas con genomas atipicos? ¿Las personas que dicen sentirse identificadas con el arquetipo opuesto? ¿No existen? Yo quiero entender que no vivo en una sociedad arcana ya en la que el individuo no tenía cabida por cuestión de supervivencia, de hecho el papel de la mujer en la antigua sociedad era importantísimo y necesario: Lavar a mano, conocer las especias y alimentos desde el punto de vista sanativo, evitar intoxicaciones, cuidar a más de siete niños en el seno familiar...... Pero hoy en día ¿Qué hacemos? ¿Nos quedamos en casa viendo la tele y enloqueciendo? ¿Metemos vodka en el armario hasta que llegue el macho? Si la sociedad ha cambiado, las situaciones, los contextos, es necesario que hagamos actualización. Y si los puntos para la supervivencia son distintos, forzoso es que cambien nuestros arquetipos. Si algo tiene de glorioso el SER HUMANO es nuestra lucha por sobreponernos a nuestra naturaleza,.. En fin, machos o hembras, buenos días y disfruten de sus propias personalidades.

Astros

En el principio de los tiempos nació el Sol, Astro rey de nuestros cielos. Dios le dió el dón de la curiosidad cuando le creó y, para evitar problemas con este caracter, le proveyó también del dón de iluminar cuanto mirase; y fué de esta forma que también le proveyó de la admiración y el respeto incondicionales de cuantos se hayasen bajo sus reinos, evitándole tener, sin embargo, certeza directa de las miradas de envidia y otros tantos males, que hubiese podido recabar de no tener sus fuegos el poder cegador de lo sublime.

Estando así pertrechado, le encomendó sus funciones: no dejar de mirar, por el crecimiento de las plantas, calentar la tierra e iluminar a las almas humanas que en mayor o menor medida compartiesen, en parte, su espíritu inquisidor. 

Parecería una taréa sencilla, pero lo cierto es que solamente un astro cómo el Sol podía ser tán, tán, pero tán constante en su labor. Ni un solo día se dormía; sin prisa pero sin pausa, sin ceder a la desidia, procedía con cálculo milimetrico a sus afanosos quehaceres. 

Pero ni aún el Sol podría desempeñar sus funciones sin el apoyo de los demás entes de la naturaleza, y esa es nuestra historia.

Al principio de los tiempos, el Sol tenía relativamente pocos problemas, iba haciendo su ruta con una alegría propia de la edad, descubriendo la idiosincrasia propia de la humanidad a lo ancho del globo bajo la forma de sus primeros pobladores. La mayoría le prestaban tanta atención que el Sol se sentía ufano y proseguía su rumbo emocionado.

Es realmente una lástima que cuando una taréa se repite una y otra vez, sin variaciones, pués uno... acabe aburriendose, pero son cosas que pasan. Así que ahí teníamos a nuestro Sol, adorado por todos, con el exito de saberse pieza tán importante en el devenir de los tiempos; y sin embargo, el Sol, si, el mismísimo Sol, comenzó a sentirse inquieto. Fuéron los tiempos de sus primeras tormentas (Sus primeros cambios de humor) y no solamente más de uno quedó fulminantemente ciego, sino que, además, alguno recibió lo que viene a ser... digamos que, cómo cuando uno se atusa el pelo nervioso, cuando no quiere dormir la siesta pero debe, y alguno queda suelto sobre la almohada, pués al Sol... Se le  escapó algún que otro rayito cósmico, y claro, alguno de estos rayos tuvieron repercusiones visibles. No pasaría nada si no fuesemos cómo somos, pero los hombres... Pués eso, que empezaron a aparecer alquimistas.

Los primeros alquimistas no eran del todo buena gente, algunos sacrificaban animales sólo por intentar dar gusto al Sol y que les cayese otro rayito de los suyos. 

Y el Sol, dandose cuenta del percal, se cortó un poco y empezó a fijarse más en los pequeños detalles. Poco a poco fué aprendiéndo el lenguaje de las rocas, de los pájaros, de los vientos. Y mientras se daba sus obligados paseos, disfrutaba del paisaje.

Pero, durante un tiempo, el Sol lo pasó mal incluso con esto, pués algo misterioso sucedía cuando no podía observar a las criaturas de la tierra, y él se dió cuenta.

Las piedras decían sentirse frías por la mañana, el aire amenazador y los pájaros le declaraban su amor incondicional después de haberse visto claramente amenazados.

¿Cuál era el misterio? ¿Cómo eran las cosas tán cambiantes cuando tanto se había llegado a aburrir? ¿Desentrañaría aquél enigma?

 Tanto tanto se preguntaba el Sol por todas aquellas cuestiones que otro Astro se apiadó de él. Se trataba de la Luna; un astro grande y en cierta medida muy importante, pero pareciera que de menor categoría que el Sol. ¡Quiá! Pronto reveló su importancia la Luna.

La Luna, tenía un trabajo que parecía más fácil de desarrollar, se trataba de mirarlo todo desde muchas más perspectivas, con un ritmo más dinámico y fluido, dandose el caso de que algunas veces coincidía con el Sol y otras... Pués no.

La Luna tenía permitido ser cambiante, por ejemplo, razón por la cuál se mostraba grisacea cuando acompañaba al Sol y contrastadamente luminosa cuando no, pero además la Luna podía ocultarse de las miradas a veces, y en fin un montón de ventajas más.

Podría parecernos un tanto díscola, pero estaríamos cometiendo un gran error, pués la razón de sus "fáciles tareas" es que la más importante estaba todavía por aparecer.

La Luna comenzó sus primeros tiempos haciendole "trastadas" al Sol, se trataba de "Travesuras" que subían un poquito su autoestima con respecto al hermano mayor. Ya saben: hacer bajar y subir las mareas y esas cosas. Pero en el fondo le admiraba y por eso quiso ser tán constante cómo el Rey de los astros.

Nuestra historia no iría a más si no fuese porque la Luna observaba cómo su hermano se empezaba a encontrar indispuesto. Y ahí es dónde Ella comprendió que debía tomar las riendas de la situación.

Poco a poco, en los momentos en que menos se preocupaba por nosotros (aquellos en los que compartia el espacio visible desde nuestro planeta con el Gran Astro) comenzó por preguntarle entre susurros por la causa de sus males, y éste, pués se lo fué contando:

-Las aguas- Decía entre balbuceos- dicen que existe una cosa llamada obscuridad. Yo núnca he visto una cosa obscura.

La Luna le miró estupefacta.

-¿Y ese es tú problema?

-Quiero saber cómo se vén las cosas cuando yo no estoy ahí para mirarlas.

Tanto asombró a la Luna esta declaración que se apiadó profundamente de él.

-Tengo una idea, pero tienes que hacerme una promesa.

-¿Y qué promesa es esa?

-Voy a inventar un nuevo don para tí, pero a cambio, necesito que sigas haciendo tu trabajo cómo acostumbras.

-Eso está hecho, los dones son siempre buenos.

-Necesito que comprendas la diferencia entre los tonos de verdes de aquellos árboles. ¿Puedes verlos?

-Si claro, que tontería.

- Lo que voy a enseñarte es cómo la diferencia entre ese tono y ese otro- Proclamó señalando dos muy parecidos de entre los visibles. - Cuando no estás tú, la diferencia es un millón de veces mayor. ¿Prometes seguir trabajando cómo hasta ahora?

- ¡Si, si, quiero verlo!

Y la Luna eclipsó al Sol, y el Sol, sobre el hombro de la Luna, pudo ver la penumbra.

-¡Increible! - Gritó el Sol retozandose con las pilas puestas- Pero ¿Donde está mi Don?

- Ya te lo he dado: Se llama imaginación. Y he descubierto cuál es el mio. Se trata de la Inspiración.

Y así es cómo, grácias a la Luna, el Sol sigue iluminadonos todos los días.

sequia

El campesino estaba cansado de intentar arrancarle algo a la árida tierra, estaba cansado de la miserable utilidad que aún le quedaba a su herramienta. Tán solo restaba volver con los suyos, con los pocos que quedaban, con mil lágrimas regresó a su casa y dejó la pala plantada, prometiendose no volver a tocarla. La sequía había sido tán larga que no tenía fuerzas ni víveres. Pasaría el resto de su tiempo abrazando a sus hijos. Lugrubremente y bajo el intenso sol se dirigió a su choza. Allí, donde quedaba una sombra. Su hijo pequeño: Ignacio, le preguntó: - Papá ¿Dónde se ha ido mamá? - Al cielo Ignacio, a intentar convencer a Dios para que vuelva a llover...

La abuela



Joroba estos dos, están a repartir una castaña. Que si te lo cuento, tener no tienen un chavo, se tienen el uno al otro eso si, a ver lo que les dura. Si mi Manolo levantase la cabeza... Si es que no tienen casa, y el chaval está mu majo, todo hay que decirlo. Si no fuese por la edad que tengo... Si es que esta Marujita se trae de cada maromo. Claro, con esto de que ya no hace falta casarse... Pués se lleva lo bueno de la vida y lo malo lo esquiva. Que envidia, yo a su edad andaba cambiandole los pañales a su tia, y los de su madre hacía años que habían empezado la escuela. Y esos vicios, que yo tenía que esconderme para dar dos caladas. Humm, aunque no sé, eso de que el tabaco lo ponga ella... Eso no trae nada bueno, en mis tiempos los frutos de mi trabajo se quedaban patentemente a mi lado y lo mio era mio y lo de mi marido tambien. Pero ahora... Pobre chiquilla, trabajando fuera pa invitar a este a fumar tabaco, ni niños ni na. Cuando llegue a mis años lo mismo se queda sola, pero sola de verdad. Si no fuese por la edad que tengo se lo demostraba, le guiñaba el ojo al tipo este y me lo llevaba a dar una vuelta. Seguro que al volver Maruja se daba cuenta y dejaba de poner las perras.

-Abuela, ¿Que tal está al sol?

- Ay hija mia, si yo tuviese tus años, pero sabiendo lo que se claro.

El ciclo

Quiero comenzar hoy con ustedes, si me lo permiten, un nuevo ciclo; un ciclo, donde; en esas horas fronterizas que separan la cotidianeidad de esos otros mundos arcanos, siempre en contra del imperio del deber, de lo marcado, de lo absoluto;  podamos reconciliarnos con el alma de esa parte irrenunciable nuestra, de ese rio incauzable, al menos por el momento, y esperemos que por mucho tiempo, donde la imaginación juega un papel tan destacado; tanto, que casi podríamos afirmar que se convierte en la protagonista, potencial arma reveladora, de nuestra lucha por extender el conocimiento del misterio.
Y digo que deseo que no podamos descartar por mucho tiempo esa rebeldía, ese afán de pedirle más al universo, esa curiosidad, si quieren ustedes llamarle, porque creo que gracias a ella, desde su llamado, la humanidad ha logrado grandes avances; pero también porque es en ella dónde nos hacemos grandes, dónde el ser humano se extiende, dónde nos atrevemos a dar los pasos, los saltos. ¿Cuántos pasos o cuantos saltos no se habrán dado, o cuantos se estarán dando ahora mismo? pero más aún ¿Cuantos más estarán en ese por venir que nos aguarda? ¿En qué radica su importancia?
El misterio, ese halo que envuelve lo desconocido, ese halo que a veces marca prohibición en muchos, cautela en la mayoría, el enigma, que alberga bajo su propia niebla, ese algo que apenas podemos atisbar, a veces se rinde, a la profundidad de las conjeturas de aquellos que luchan por dispersar esa substancia espesa que rodea lo escondido, para alumbrar, aunque sea débilmente, lo oculto.
Desde un naufragio a la persona de Jhon Derek no son años, décadas ni siglos sino un par de milenios los que tuvieron que sucederse para que la idea del mecanismo de una asombrosa máquina volviese a verse en unos ojos humanos. Se trata de la máquina de Anticitera.
De los conceptos que a ella subyacen uno, el de predecir el futuro, astronómico en nuestros días y astrológico seguramente en los días de su menesterosa  fabricación, dota al individuo de un poder, tanto más fuerte contra menor sea la erudición de quienes le rodean, que seguramente haya procurado la subsistencia e incluso la supremacía, en muchas ocasiones, de individuos y familias a lo largo de la estirpe humana.
La máquina en sí, un artefacto basado en engranajes, encontrado en el mar Egeo, tuvo que ser concebida por una gran mente. Una máquina lo suficientemente compleja, según algunos expertos, que hay que esperar hasta el pasado siglo veinte, con la evolución del arte relojero,  para encontrar objetos tan sofisticados y compactos con los que poder hacer equiparación factible.
No es sin embargo marcando las lunas, los soles, los periodos e incluso los colores de los eclipses, ¡Si, esto es posible!, que seguramente sea la trascendencia con mayúsculas de su ser, con lo que llama mi atención; es con la historia de su redescubrimiento con lo que la magia me llama a rellenar estas líneas.
Hizo falta la implementación de una máquina especial de rayos x y su traslado al lugar dónde descansan las frágiles piezas para poder asegurar el número de sus dientes, metálicos, precisos, hasta la elíptica de la luna. Hizo falta la aplicación de una máquina fotográfica capaz de aunar las sombras de lo indescifrable a simple vista para poder leer las señas de su utilidad. Hizo falta la carrera de un ingeniero para poder reproducir mecanismos tan insondables.
Y sin embargo… La figura de Jhon Derek, la personalidad que imagino redescubriendo la cuenta de todos los tiempos con su enorme intuición, es la que más marca me deja. La figura que imagino leyendo ¿Quién sabe qué libros, que palabras había en su espíritu? En el momento justo, en los instantes que preceden a la inspiración, que preceden a la elucubración de la solución del problema que nos atañe. Porque… ¿Qué sería de nosotros si no aprendiésemos a leer del pasado?
Acaso pensamos que lo presente, lo inmediato, tiene valor absoluto, lo cercano, lo practico… Pero ¿Qué tenía ese hombre en la cabeza que lo conectó, incluso antes de las certezas, ineludibles, a la creación de aquél otro tan remoto en el tiempo?

Tiempo, ese bien preciado, sencillo y complejo de utilizar para la comunicación del misterio.

En el nombre del cactus

Hace algunos años, en una casita soleada en los límites de Getafe, vivía una pareja de enamorados. Paco aventajaba a Pedro en edad, tan solo un par de años, pero eso le hacía tener la posición predominante; él era el que con tán sólo 26 años llevaba la carga económica al recién fundado hogar. Por las mañanas, a eso de las cinco de la madrugada, se levantaba, se duchaba, desayunaba y , tras vestirse, se iba directo al trabajo en la fábrica, a colocarle las fundas originales a los móviles. Pedro, por su parte se quedaba dormido hasta buena parte del mediodia. Cuando se conectaban en internet con sus aparatitos 4 g, Paco, siempre procuraba olvidar todo lo malo del dia; Por eso apenas le salían las palabras, y cuando le salía alguna, siempre era tosca y mal agarrada, asi que la tecnología no les servía de mucho; Pero después, corría a casa, a tiempo para llegar justo cuando Pedro comenzaba a cuidar de las plantas. Pedro, comenzó teniendo clavellines, pero se le quemaban, después intentó tener enredaderas, pero más de lo mismo. Ni la hiedra crecía en aquella amplia terraza a pesar de sus esfuerzos, y Paco siempre mirándole, quieto, inmovilizado, tratando de olvidar su dura jornada, frente al televisor durante horas, un día tras otro, sin apenas salir siquiera a tomar una cerveza. Las cosas llegaron hasta tal punto que Pedro comenzó a sentirse muy solo, comenzó a despertarse por las mañanas a la misma hora que su compañero, pero tán sólo para llorar, y cuando este volvía seguia llorando. Paco le trajo dos fundas de movil a Pedro, tenían dibujitos de cactus; Pedro cogió la idea al vuelo, comenzó con una de aquellas plantitas, luego media docena, la docena entera... En fin, la terraza entera llena de cactus, de diversas formas, tamaños, especies. Y Paco con su sonrisa forzada y tan parco en palabras como siempre. Pasado un año, Paco quiso cambiarle a Pedro la funda pero él se negó. Comenzó a cultivar una especie nueva de cactus, de color verde azulado, redonditos, con gajos casi como los de las naranjas, y con unas florecitas como rosa pálido se los había regalado la vecina del cuarto. Aquél se pilló tál mosqueo que pisoteó toda la nueva especie, no pasaron ni tres horas cuando comenzó a dormir con unas fuertes pesadillas: soñaba que estaba en el desierto y que Pablo venía a regarle, si, a regarle... y él se había convertido en un cactus. Pedro se preocupaba por él y le entendía, era la unica persona que había y le entendía atrapado en la forma del cactus, le consolaba y trataba con fidelidad... Cuando despertó en el hospital, allí estaba él, llorando sobre la cabecera de su cama. "Has tenido una crisis nerviosa, hemos tenido que sedarte, necesitas un cambio de aires" Le dijo un médico con bata blanca y estereoscopio, como los de antes. En cuanto le dieron el alta, Pedro donó todos los cactus al jardín Botánico, Paco dejó el trabajo en la fábrica y se fuerón los dos de vacaciones a los Pirineos a coger aire fresco y energía. La iban a necesitar para buscar una nueva vida.

La bestia

-¡Ya viene! ¡Ya viene! ¡Corred, corred todas!
-¡No puede ser! ¡Otra vez no! ¡Apenas nos ha dado tiempo a recomponer los senderos, a marcar los hitos de los caminos hacia las verduras!
-¡Corred! ¡Corred todas! ¡Viene tan certeramente hacia aquí que todas podemos sentir a la bestia en el temblor del suelo! ¡Corred por vuestras vidas y sed prudentes y quedaos en casa las que podais!
-La bestia ruge tan fuerte que nuestros techos tiemblan sobre los retoños
-La bestia desmorona el orden ancestral de las estaciones y hace que torrentes de agua se desborden sobre la puerta de casa y que el viento se huracane hasta borrarnos de la superficie de la tierra.
-La bestia no tiene piedad y pone en peligro la supervivencia de las más ávidas guerreras.
Maria del Mar, en el patio de su casa, ignorando el lenguaje mismo de las advertencias, se encontraba desenroscando su cuerda preferida de saltar a la comba.
Cómo cada día, a estas mismas horas, se proponía batir sus propios records.
-Me la ato en una muñeca, me la ato a la otra... Ya está, y ahora a saltar...
-Uno, dos, tres...
Mientras tanto en el interior se podía sentir el temblor de cada sonido:
(UUUuunnnooo.. PLum. DDDOOOOoosss...Plum....TREeeesss PLum).
Las hormigas aterrorizadas no se atrevían a salir, solamente una superviviente había sido capaz de volver al hormiguero para poder contar cómo había sido lanzada hasta la pared que había tras las tomateras.

Mi primer relato


Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras más hermosas, las que narran todo lo que sucede, ese es su motivo de ser para el orden del universo, siempre lo ha sido y siempre lo será.
Mi primer relato fue el relato más importante de mi vida, pasé casi una eternidad tratando que tuviese toda la fuerza que hasta entonces había soñado debían tener los buenos relatos, quise también que infundiese calor y confianza para quienes fuesen capaces de leerlo, que aquella fuerza tuviese una dirección y fuese positiva, que la alegría de la vida fuese inherente en el. Pero no se crean, no quería que fuese un relato rosa, si no que tuviese implícito todo el dolor de la realidad, que se notase el esfuerzo que costaba conseguir superar cada reto. A fin de cuentas necesitaba que algo de todo lo que había ido oyendo en mi pequeña existencia tuviese su presencia en mi propia voz, reconocer y prestar mi propio tributo. Por eso tarde cuatro segundos en romper a llorar cuando el médico me azotó el culete, porque había ido cogiendo impulso durante nueve meses de observación y meditación para poder decir que por fin había venido al mundo.

Idolos

Idolos de sí mismos que se quedan sin caras, nada parece importarles y nadie sabe que tienen bajo sus barbas.
Esclavos de sus silencios se quedaron sin sus propias palabras, bajo el sol del tormento una estaca de hielo por sus hambrientos corazones formada, en hilera la adoran la convierten en un muerto, dejandola en la tierra clavada y ofreciendole juramento.
Repitiendo las fábulas de los ancestros, olvidan la persistencia de lo eterno, cómo si todos los caminos cupiesen en su cesto, quieren meter la infinitud en su triste huerto.
Se les olvidó que al igual que un padre que ama a un hijo, para aconsejar en la vida, al cruzar la calle o mirarse en un espejo no se puede aplicar el mismo verbo.

Al respecto

Algunas veces me gustaría estar loca de atar, para ver lo malo del mundo de una vez entre barrotes.

Sobrevivir al odio

Sobrevivir al odio, al simple odio que todo lo enajena, al odio terco y visceral que no tiene fundamento alguno. Saberse víctima de la tempestad salada de muerte que lo circunscribe y anclar la razón en el endeble montículo que sobresale en esa pequeña corriente de lagrimas dulces con la que nacimos. Esperar, un día, un mes, años. Rezar porque no se sumerja eternamente y observar como la marea sube y baja, tratando de no perder la esperanza, quietos y atentos por si perdemos el asiento y prestos para restablecerlo. Todo para al fin, cuando se da el cambio, poder arrastrarnos hasta ese hilo, el hilo de lagrimas dulces, que nos conducirá a tierra.