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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

Espera, espera, espera ¿Cómo que te quieres separar? ¡Si no me conoces!
¿No prefieres tener plan mañana y quedar a almorzar? ¡Me duelen las palabras atragantadas! Si no son las mias, ¿de quién serán?

Cuestión de idioma.

Soñé tantas veces que hablaba contigo que cuando aprendí tu idioma ya te habías ido. Lo que perdimos, lo que ganamos quedará en lo desconocido siempre.

Sola

una lágrima sola, aislada, a mi alma entera abandona. Un grano de sal, que se me queda en la mirada, atina a bostezarme los ideales nunca enunciados por inaniacción. Si al menos escuchase alguna canción que mereciese el suspiro, el anhelo, la explicación...

Luna

Que luna tan preciosa, ilumina las aceras, las hojas de los árboles, las ventanas de los que se fueron a dormir. -Luna, siempre me acompañas en las noches de otoño, y en las de primavera. Quién fuese poéta, aquí, ahora mismo, para escribirte mil poemas, para tener el dón de hacerte sentir una pizquita de lo que me haces sentir tú a mi.- Creo que te olvidas de que no siempre soy tan buena, amigo, puede que yo te haga sentir, pero... -Bua, ya sé lo que dicen de tí, que si las mareas, que si las frustraciones, que si los hombres lobo. Y no digo que no tengan razón. Fijaté el bobo que andaba tras de mí, se creyó gato e intentó saltar como yo al otro tejado.

Historias de Daira: El trabajo de Gloria

Entre las tiendas de la calle modela la madre de Luisa, Gloria, tomaba rápidos apuntes sobre el terreno. La madre de Luisa, una mujer atlética, joven y muy dinámica, se dedicaba al fachadismo, un arte poco valorado pero bien retribuido. En sus tiempos de estudiante planeaba dedicarse al diseño de joyas, pero el destino quiso que, al incorporarse al mundo laboral, sus primeros contratos fuesen como fachadista, es decir: Diseñadora de fachadas para locales comerciales.
Se le daba especialmente bien trazar dibujos en tres dimensiones para acomodar los amarillos, naranjas y rojos de los paneles solares de  perovskita, de forma que recreasen los ocasos del nivel azotea que tanto anhelaba la mayoría de las gentes de Daira.
Aunque mucha gente creía que era una labor banal, el factor estética, aunque primordial, no era el único a tener en cuenta, ni el más difícil de todos. Se trataba de un oficio que también requería de conocimientos de materiales, electricidad y arquitectura, entre otros muchos. y eso sin tocar el tema de normativa vigente.
En lo que le tocaba en particular a aquél trabajo concreto, por ejemplo, tenía que estudiar continuamente el hecho de que, por razones obvias, no podía tocar la matriz de titanio más que en los puntos señalados de acople; que en la realidad eran unas diminutas muescas donde se podían enganchar las estructuras que la cubrían.
Cómo tantas otras veces, su coordinadora de equipo le había encargado especialmente el diseño de su material predilecto, la flexible y translúcida perovskita; No era con mucho la parte fácil, ya que aunque en algunos paneles podía combinarla con otros materiales más robustos, lo normal era que la perovskita sin plomo disponible fuese apenas recubierta por algún impermeable.
La especialidad de Gloria era indispensable siempre, ya que la necesidad de recoger la luz emitida por las fuentes idemsolares del techo, colocadas a doscientos metros del suelo del nivel, procuraba de electricidad, agua caliente y calefacción a todo edificio que fuese recubierto de placas solares.
Así que ella no se quejaba, porque siempre tenía un puesto en uno u otro lugar, renovando o innovando según se diera el momento. Aún así, en privado, ponía alguna pega, cómo por ejemplo el tener que hacer trabajo de campo, pués los mapas 3D, desfasados, solían desplegar publicidad que no se encontraba en el lugar del que se tratase y, a veces, no mostraban cambios de importancia crítica.
Sin embargo aquella vez lo estaba disfrutando de lo líndo, la calle modela era el centro de la moda gentcular, y su trabajo era transferible a los demás niveles, si apenas tres o cuatro más niveles adoptasen su diseño sería una oportunidad para dar a conocer su trabajo a un publico mayor.
Mientras pensaba sus ojos se detenían en los escaparates y hologramas que se exhibían con la última moda. No podría costearse un abrigo de plumas para el comienzo de curso de Luisa, tal vez un par de anoraks de piél de oso cultivada le viniesen bien, y en cuanto terminase de proyectar las imágenes que tenía para la calle modela en relación con los esquemas de las muesquitas de titanio, se pasaría a por tres o cuatro sprays de tela modelable para las fiestas. Aquí era fácil encontrar las texturas más apreciadas, como el algodón o el lino.

Ciclo 2

Me acerco hoy a ustedes desde el ánimo de quien quiere mostrar un camino; un camino que, si bien no exento de peligros, otros nos han ido marcando, con sus gestos generosos, con sus palabras increíbles, llenas de significado, con sus pasos ineludibles y firmes; Los caminos son esa prueba de quienes nos precedieron que, con la marca de su paso, nos procuran seguridad y serenidad en nuestro andar en la vida; algunos son carreteras sólidas, otros, menos majestuosos, nos permiten trasladarnos en nuestra cotidianeidad, en nuestro día a día; los más recientes, los olvidados, los más atrevidos, apenas forman senderos y, de cuando en cuando, algo ajeno, algo insólito, cruza con su propia fuerza su trazado; son esas otras "marcas" las que deseo que sigan conmigo.
Hay que ser valiente para abandonar, aunque sólo sea por unos instantes, nuestras propias fronteras, para atrevernos a indagar más allá de lo que otros nos han podido o querido contar, para ver el mundo por vez primera con nuestra propia mirada, para atrevernos a poner los pies en un terreno nuevo; a veces basta con volver a aquellos senderos olvidados para abrir nuestros sentidos de nuevo. Quienes atraviesan dichos senderos nunca vuelven a ser los mismos. El aprendizaje de la exploración cambia la perspectiva, de tal forma que, transiten el camino que transiten, sus ojos, dirigiéndose  al horizonte, son capaces de ver lo inescrutable aún dentro de lo estipulado.
El ser humano debe mucho a los individuos que, a lo largo de las épocas, han osado ir más allá, a pesar de las indicaciones, y, en ocasiones, han logrado cambiar el paradigma de su tiempo; quizás, cuando uno busca el significado de la palabra paradigma no se dé cuenta de lo que acaba de encontrar; parece una palabra más, pero considero de una importancia vital comprender lo que esconde la conjunción "cambio de paradigma". Implica que una persona se ha asomado fuera de los bordes limítrofes de su entorno, que ha encontrado un lugar mejor dónde dejar su huella, que ha convencido a los miembros de su sociedad de que el lugar que ha encontrado es mas acertado para dirigirse en el día a día, que los más allegados siguen sus señales y que, por fin, se abandona el pasado, calificándolo incluso de erróneo y absurdo.
Parece fácil, desde nuestro conocimiento, descartar ideas cómo las que se tenían sobre la forma de la tierra, el giro de los planetas alrededor de nuestro orbe, la circulación de la sangre y tantas, tantas otras; sin embargo, pongámonos en el lugar de aquellas gentes, supongamos, por ejemplo, que nos ha tocado vivir en pleno conflicto creacionismo-evolucionismo, imaginemos que durante toda nuestra existencia, los profesores, los doctos, los libros, las oratorias en las iglesias, los cuentos en el campo, nos hubiesen bombardeado con la idea de una Tierra creada por Dios en siete días, con sus siete etapas diferenciadas, con un orden férreo; cualquiera tacharía de loco a quien lo pusiese en duda.
Pero algunos individuos se acercan a los abismos que han creado esos lugares comunes, perciben los puentes del pensamiento de sus pueblos, de forma distante, y, observando el terreno con esos ojos dotados de un don especial, construyen su propia forma de crear historia.
Los fósiles encontrados de animales que ya no existen parecen no dejar lugar a dudas, el estado de la materia que los forman tampoco, desde el punto en el que nos encontramos, pero en aquellos días una pequeña broma, volvía a hacer dudar a los más avezados: Unas "piedras fósiles" con la forma de animales actuales, en posturas de lo más variadas, incluida la de la cópula de dos ranitas enamoradas, consiguen, que las gentes, cuyas infancias estuvieron marcadas por las antiguas enseñanzas, se aferren a sus viejos principios de nuevo indicando que la naturaleza pretende imitar a Dios y que esta es la única razón de la existencia de los fósiles que aún hoy pueblan nuestros museos; tienen que ser, tras publicaciones en periódicos y textos científicos de la buena nueva del retorno al sentido común, unos estudiantes, los que admitan, frente al regreso a las viejas ideas, y tomando su responsabilidad, haber tallado las figuritas y haberlas colocado frente a su estudioso maestro en sus incursiones en la montaña.
  Y es que, a veces nuestro Dios, borra nuestras rutas con su palito, demostrándonos la insignificancia de nuestra cultura, como si de caminitos de hormigas se tratara, como un niño frente a nuestros hormigueros, quizás para protegernos de algún peligro o quizás para enseñarnos la humildad de la pequeñez de nuestra existencia.
 

Historias de Daira: Luis y el autobus

Luis se había reincorporado al servicio de su gentpculo. Tras las vacaciones le habían asignado, como conductor, una línea de autobuses en el vigésimo primer nivel, justo diez por debajo del suyo. Era algo incómodo, ya que cada diez niveles se cambiaba el turno de luz diurna artificial aplicado y, aunque solamente eran tres las horas de diferencia, la inteligencia sanitaria le obligaba a llevar aquellas gafas tan pintorescas. El principio era sencillo: La luz azul regulaba los ciclos circardianos, el resto de la luz le permitía ver, las gafas eran un filtro regulador para que su cuerpo, su hipotálamo, siguiese la hora del grupo horario dónde se hallaba su vivienda familiar.

No era algo habitual que a uno, por finalidades constructivas obligatorias, lo cambiasen de grupo horario. Según le explicaron se debía a un requerimiento de personal agrícola extraordinario en el nivel. Es decir que debían de estar tratando de exterminar alguna plaga nueva y necesitarían personal en los laboratorios propios de ingeniería genética. Era muy habitual ,demasiado, que tras dicha ingeniería, (por ser tan específica y requerir tantos años de estudio) y debido a la gran cantidad de gente que la cursaba, se acabase trabajando prácticamente con exclusividad en labores como conducción u hostelería. Una más de las vergüenzas habituales de la organización del gentpculo que tenía tanta holgura en materia de elección de dicha carrera.

Por una vez tendrían excusa, al menos en el vigésimo primer nivel, para no reclutar más programadores que renovasen los parámetros anticuados. Pero seguía siendo incongruente tal pasividad. Total, en un mes o dos lo habrían tenido bajo control, aún sin recurrir a todos los efectivos del nivel, usando un par de cientos de trabajadores de los niveles aledaños. Hoy en día era algo sencillo conseguir cualquier parámetro bioleco ya fuese en zoología, botánica o inserción ecosistémica.

Pero no, uno vuelve de las vacaciones y... se encuentra todo patas arriba.

No tenía suficiente con ir a comprar memorias encriptadas y certificadas para todo el curso: no vale cualquier cosa... tienen que ser certificadas por la subdelegación docente, para que no emitan ni reciban ninguna onda que pueda variar los deberes de los críos, y tienen que estar encriptadas para asegurar que solamente con los chips identificativos de sus bracitos se puedan abrir los archivos. No tenía suficiente con ayudar a reponer la despensa de su globalbarrio, con revisar las instalaciones de calefacción, aire acondicionado, fontanería, de su casa y de las veinte circundantes (En que maldita hora se le ocurrió hacer aquél curso intensivo de cccc, que si hubiese leído la letra del contrato del mismo y sus responsabilidades sociales al finalizar los saberes propios...), encima le cambian de labor y de nivel. ¡Con lo a gusto que se encontraba él de farmacéutico!

Sólo esperaba que su puesto habitual se mantuviese prioritario después del trance de estas gentes. Por algo llevaba tres años esforzándose tanto en mantenerlo.

En fin, lo más difícil de todo era ver, sin reírse, las pintas que tenían los señores bajo el prisma del filtro de las gafitas: Los trajes cambiaban de color según el horario del turno de luz diurna del nivel dónde conducía, pero las gafitas conseguían que, a eso de la tarde avanzada, él viese los atuendos de aspecto nocturno con una bonita luz azul diurna.

Babel

Existió un tiempo en el que éramos felices, hace ya mucho tiempo, y lo hecho de menos; fue antes de la gran obra. No es que todo fuese perfecto, pero era mucho mejor que esto. Al menos teníamos la ilusión de entendernos, sabíamos donde estábamos unos respecto de otros; cierto es que nos aburríamos, que teníamos demasiado tiempo; No se... quizás sea el único capaz de comprenderlo, a fin de cuentas soy el único que queda de aquellos tiempos.
Durante años intenté explicarlo a las nuevas generaciones, pero no sé el alcance que tienen mis palabras en sus mentes; en la realidad sus efectos son pocos.
Sería bonito que todo pudiese volver a ser como antes, seria realmente maravilloso, todos los días sueño con ello, todas las noches acuden a mí los consuelos del recuerdo. A veces...
Hace ya tanto tiempo que a veces creo que fue sólo un sueño, hay veces en que creo que me vuelvo loco y olvido, me convierto en un animal, en su sentido más estricto, son tantos los anhelos del pasado que sólo puedo construirle un muro a mi humanidad para evitar que se extinga.
Existió un tiempo en el que colaborábamos, teníamos la ilusión de controlar nuestro mundo, no es que lo creyésemos, es que éramos dioses. Nos sentíamos así en grupo. Claro que los grupos eran otra cosa de lo que son ahora.
Aún me brillan los ojos con ese sentimiento que asemeja alfileres o agujas recorriéndome el alma. ojalá siga vivo, en mi, este sueño, es como una bandada de golondrinas justo antes de llover ¿Alguien se ha fijado? Van cruzándose unas con otras rozando el suelo, dicen que es por la humedad y que nunca se posan. Pero nosotros dimos contra el suelo. Queríamos hacer lo más grande; nuestros pastos, nuestros bosques, no nos bastaban. No nos bastaba recolectar y jugar, no nos bastó guarecernos del frío, ni siquiera tener animales domésticos.
Nosotros solíamos contar historias al calor de una hoguera, creímos en Dios y le construimos su casa en el cielo; Nos gustaba jugar, y quisimos llegar hasta allá arriba, nos pusimos manos a la obra.
Pero necesitábamos dividirnos para realizar las tareas necesarias.... Y Babel se derrumbó.

Historias de Daira: Centro comercial cielos

En el centro comercial cielos todo era calma, los aparatos antirruido estaban tan bien colocados que los visitantes solo podían escuchar, pero lo hacian claramente, las conversacionse a menos de tres metros; los hilos musicales adaptados emitían directamente a las pulseras k5 sus novedades, además la musicoteca era compatible con otros dispositivos permitiendo la adquisición gratuita, de lo que cada cuál escuchase, con tan solo pulsar un boton.

A la entrada unos pequeños olfatines permitian el disfrute, previo pago del abono correspondiente, de los aromas más sugerentes conocidos en el gentptculo. Ni que decir tiene que las exposiciones del cielos eran la vanguardia en cuanto a expresiones de motores, conectores, herramientas y demás artilugios para el hombre.

La paciente María dejaba a Luis ir y venir entre los visillos pixelados.

-¡María mira; es el modelo x50 que te enseñé la otra tarde! ¡Fijate, tiene cable alpha y receptor de ondas chico!
- Tú entiendes más de eso, seguro que es bueno, pero dejame ver el precio.

María paso el reverso de su pintalabios para leer el codigo de surft.

-¡350 oralnes! ¡Que locura! Anda vamonos de aquí que tengo que comprar unos manteles.
-Pero Maria, nos hace falta.
-Ya te dije que tenías que arreglar la cortina del baño el mes pasado, sé que ahora costará más trabajo, pero los manteles son imprescindibles. Además hay que ir al cine, no nos queda tiempo.

Luis sabía que no conseguiría nada oponiendose tercamente a Maria. Como a todas las mujeres le disgustaba que le llevasen la contraria, era mejor esperar un momento más adecuado. Cogió a Juanito de la mano y siguió a María hacia el cine.

-¡Vamos Juanito! Que Mamá nos lleva al cine.
-¿Qué vamos a ver?- Preguntó Juanito.
-Ya lo veremos cuando lleguemos.
-Vamos a comprar palomitas- Añadió Maria. Pero primero compraremos unos manteles blancos y con puntillas.

La cartelera del cine se proyectaba por el techo del último piso del comercial; grandes flechas indicaban las direcciones de los temas más actuales, de las mayores salas y aquí y allá, salpicando el trayecto, las personalizadas permitian el acceso a toda la imagenteca.

-¿Te apetece ver una proyección de perritos Juanito?
-¡Si mamá, quiero ver perritos!
-Pués nos ponemos a la cola. Voy a llamar al robonito.
-Robonito. - Pronunció la madre acercandose la pulsera k5 a la boca.

Un robot salido del techo voló hasta la familia.

-¿Que desean?
-Unas palomitas grandes, dos chocolatinas de menta, una de naranja y otra de fresa, también queremos tres refrescos de chumb pequeños.
-En preparación. Son 30 oralnes. ¿Pintalabios o crédito?
-Pintalabios.

La mujer acercó el pintalabios a un código que aparecía en la mano del robot y tras leerlo pulsó tres veces con el pulgar para aceptar el pago. El robot fué a buscar su pedido.

-Mamá tengo sed ¿Tardan mucho?
-No sé porqué tienen que seguir viniendo robots a preguntar. -Decía Luis- Sería más rápido pedir directamente con las pulseras.
-Desde luego... !Y también nos ponemos tuercas en el estomago! Si es que los hombres tenéis unas cosas....

Cuadros

Desde que se había mudado a aquella mansión no pegaba ojo. Cada noche le faltaba algo distinto, que si un anillo, que si un florero... Pero no había manera de pillar al ladrón, nadie sabía como entraba, ni siquiera los del seguro. Por faltarle le faltaban hasta los sanwiches de la nevera. Pensaba que quizás la mansión tuviese algún pasadizo secreto, pero llevaba ya tres semanas allí y quien fuese no parecía ir más allá, aunque era muy inquietante. En fin, mejor cambiar los cuadros de las habitaciones, sobre todo esos dos tán parecidos, esos que tenían dibujado un comedor tan realista. Conservaría los marcos, esos si, que debían de tener la tira de años, incluso creyó recordar haber visto algo parecido en la biblioteca del primer piso, la que tenía libros de brujería. Era tarde, pero inquieta como estaba era el momento oportuno, primero el del pasillo, por una fotografía de Siberia. Y así lo hizo, pero escuchó un tropezón en el comedor y se asomó, no parecía haber nadie, en fin, ahora el otro por el desierto del sahara....