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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

Entropía.

Miro a mi alrededor y soy consciente: todo está en mi cabeza. Los amigos, los vecinos, la urraca que sobrevuela la terraza con su enredadera y su aloe vera; los disgustos, las desilusiones, los virus que amenazan la ciudad con la gripe a y el mal del ébola. Todo, todo está dentro de mí, de esta bola alargada, oblonga, que mira y que recuerda. Ese es el milagro: nada toca nada, montones, millones de átomos, con sus electrones separados que no se rozan, que como mucho se afectan; pero vemos, sentimos y curioseamos. Consciencia, un hilo conductor paralelo a lo que llamamos nuestra vida, enclavado en unas coordenadas precisas en las que las dimensiones bailan sobre la omniscencia. Y en el medio de todo, como cómplice amante y enemigo pertinaz: El tiempo. Una decisiva y simple dimensión más. Y mientras esperamos saber algo que no vislumbramos: La entropía. Marcando el vértice de nuestra espiral. Cambiemos el rumbo.

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