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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

Historias de Daira: Centro comercial cielos

En el centro comercial cielos todo era calma, los aparatos antirruido estaban tan bien colocados que los visitantes solo podían escuchar, pero lo hacian claramente, las conversacionse a menos de tres metros; los hilos musicales adaptados emitían directamente a las pulseras k5 sus novedades, además la musicoteca era compatible con otros dispositivos permitiendo la adquisición gratuita, de lo que cada cuál escuchase, con tan solo pulsar un boton.

A la entrada unos pequeños olfatines permitian el disfrute, previo pago del abono correspondiente, de los aromas más sugerentes conocidos en el gentptculo. Ni que decir tiene que las exposiciones del cielos eran la vanguardia en cuanto a expresiones de motores, conectores, herramientas y demás artilugios para el hombre.

La paciente María dejaba a Luis ir y venir entre los visillos pixelados.

-¡María mira; es el modelo x50 que te enseñé la otra tarde! ¡Fijate, tiene cable alpha y receptor de ondas chico!
- Tú entiendes más de eso, seguro que es bueno, pero dejame ver el precio.

María paso el reverso de su pintalabios para leer el codigo de surft.

-¡350 oralnes! ¡Que locura! Anda vamonos de aquí que tengo que comprar unos manteles.
-Pero Maria, nos hace falta.
-Ya te dije que tenías que arreglar la cortina del baño el mes pasado, sé que ahora costará más trabajo, pero los manteles son imprescindibles. Además hay que ir al cine, no nos queda tiempo.

Luis sabía que no conseguiría nada oponiendose tercamente a Maria. Como a todas las mujeres le disgustaba que le llevasen la contraria, era mejor esperar un momento más adecuado. Cogió a Juanito de la mano y siguió a María hacia el cine.

-¡Vamos Juanito! Que Mamá nos lleva al cine.
-¿Qué vamos a ver?- Preguntó Juanito.
-Ya lo veremos cuando lleguemos.
-Vamos a comprar palomitas- Añadió Maria. Pero primero compraremos unos manteles blancos y con puntillas.

La cartelera del cine se proyectaba por el techo del último piso del comercial; grandes flechas indicaban las direcciones de los temas más actuales, de las mayores salas y aquí y allá, salpicando el trayecto, las personalizadas permitian el acceso a toda la imagenteca.

-¿Te apetece ver una proyección de perritos Juanito?
-¡Si mamá, quiero ver perritos!
-Pués nos ponemos a la cola. Voy a llamar al robonito.
-Robonito. - Pronunció la madre acercandose la pulsera k5 a la boca.

Un robot salido del techo voló hasta la familia.

-¿Que desean?
-Unas palomitas grandes, dos chocolatinas de menta, una de naranja y otra de fresa, también queremos tres refrescos de chumb pequeños.
-En preparación. Son 30 oralnes. ¿Pintalabios o crédito?
-Pintalabios.

La mujer acercó el pintalabios a un código que aparecía en la mano del robot y tras leerlo pulsó tres veces con el pulgar para aceptar el pago. El robot fué a buscar su pedido.

-Mamá tengo sed ¿Tardan mucho?
-No sé porqué tienen que seguir viniendo robots a preguntar. -Decía Luis- Sería más rápido pedir directamente con las pulseras.
-Desde luego... !Y también nos ponemos tuercas en el estomago! Si es que los hombres tenéis unas cosas....

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