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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

Ciclo 2

Me acerco hoy a ustedes desde el ánimo de quien quiere mostrar un camino; un camino que, si bien no exento de peligros, otros nos han ido marcando, con sus gestos generosos, con sus palabras increíbles, llenas de significado, con sus pasos ineludibles y firmes; Los caminos son esa prueba de quienes nos precedieron que, con la marca de su paso, nos procuran seguridad y serenidad en nuestro andar en la vida; algunos son carreteras sólidas, otros, menos majestuosos, nos permiten trasladarnos en nuestra cotidianeidad, en nuestro día a día; los más recientes, los olvidados, los más atrevidos, apenas forman senderos y, de cuando en cuando, algo ajeno, algo insólito, cruza con su propia fuerza su trazado; son esas otras "marcas" las que deseo que sigan conmigo.
Hay que ser valiente para abandonar, aunque sólo sea por unos instantes, nuestras propias fronteras, para atrevernos a indagar más allá de lo que otros nos han podido o querido contar, para ver el mundo por vez primera con nuestra propia mirada, para atrevernos a poner los pies en un terreno nuevo; a veces basta con volver a aquellos senderos olvidados para abrir nuestros sentidos de nuevo. Quienes atraviesan dichos senderos nunca vuelven a ser los mismos. El aprendizaje de la exploración cambia la perspectiva, de tal forma que, transiten el camino que transiten, sus ojos, dirigiéndose  al horizonte, son capaces de ver lo inescrutable aún dentro de lo estipulado.
El ser humano debe mucho a los individuos que, a lo largo de las épocas, han osado ir más allá, a pesar de las indicaciones, y, en ocasiones, han logrado cambiar el paradigma de su tiempo; quizás, cuando uno busca el significado de la palabra paradigma no se dé cuenta de lo que acaba de encontrar; parece una palabra más, pero considero de una importancia vital comprender lo que esconde la conjunción "cambio de paradigma". Implica que una persona se ha asomado fuera de los bordes limítrofes de su entorno, que ha encontrado un lugar mejor dónde dejar su huella, que ha convencido a los miembros de su sociedad de que el lugar que ha encontrado es mas acertado para dirigirse en el día a día, que los más allegados siguen sus señales y que, por fin, se abandona el pasado, calificándolo incluso de erróneo y absurdo.
Parece fácil, desde nuestro conocimiento, descartar ideas cómo las que se tenían sobre la forma de la tierra, el giro de los planetas alrededor de nuestro orbe, la circulación de la sangre y tantas, tantas otras; sin embargo, pongámonos en el lugar de aquellas gentes, supongamos, por ejemplo, que nos ha tocado vivir en pleno conflicto creacionismo-evolucionismo, imaginemos que durante toda nuestra existencia, los profesores, los doctos, los libros, las oratorias en las iglesias, los cuentos en el campo, nos hubiesen bombardeado con la idea de una Tierra creada por Dios en siete días, con sus siete etapas diferenciadas, con un orden férreo; cualquiera tacharía de loco a quien lo pusiese en duda.
Pero algunos individuos se acercan a los abismos que han creado esos lugares comunes, perciben los puentes del pensamiento de sus pueblos, de forma distante, y, observando el terreno con esos ojos dotados de un don especial, construyen su propia forma de crear historia.
Los fósiles encontrados de animales que ya no existen parecen no dejar lugar a dudas, el estado de la materia que los forman tampoco, desde el punto en el que nos encontramos, pero en aquellos días una pequeña broma, volvía a hacer dudar a los más avezados: Unas "piedras fósiles" con la forma de animales actuales, en posturas de lo más variadas, incluida la de la cópula de dos ranitas enamoradas, consiguen, que las gentes, cuyas infancias estuvieron marcadas por las antiguas enseñanzas, se aferren a sus viejos principios de nuevo indicando que la naturaleza pretende imitar a Dios y que esta es la única razón de la existencia de los fósiles que aún hoy pueblan nuestros museos; tienen que ser, tras publicaciones en periódicos y textos científicos de la buena nueva del retorno al sentido común, unos estudiantes, los que admitan, frente al regreso a las viejas ideas, y tomando su responsabilidad, haber tallado las figuritas y haberlas colocado frente a su estudioso maestro en sus incursiones en la montaña.
  Y es que, a veces nuestro Dios, borra nuestras rutas con su palito, demostrándonos la insignificancia de nuestra cultura, como si de caminitos de hormigas se tratara, como un niño frente a nuestros hormigueros, quizás para protegernos de algún peligro o quizás para enseñarnos la humildad de la pequeñez de nuestra existencia.
 

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