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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

ojo por ojo


Entré por la puerta de atrás de tus silencios, cuando traspasé a la cocina, quedé encantada con olores de jengibre y albahacas. Era tal la fuerza que aquellos aromas infundían en mi imaginación que quise poseer la receta de tus pociones.
Fue un acto de osadía, lo admito, pero quiese desvelar el misterio entero, no pude retenerme, lo lamento: Puse mi oreja contra la puerta intentandoescuchar tus secretos. La música más celestial me transformó en uno de esos entes etéreos, movido solamente por la voluntad de aquella, despojada, yo, de la consciencia, incluso de mi cuerpo.
Cuando apenas salida del tance, observé la luminosidad del jardín, me di cuenta de que estaba en un aprieto. Me dirigí entonces hacia la entrada, entendiendo lo fácil que era saber que había estado en tu casa, incómoda con mi propia presencia, así de descarada. Me resigné a salir por el camino, dónde está el abeto.
Si, toda la culpa fue mía: Olvidé cerrar la entrada delantera, con el despiste, y, al intentar escapar de lo probable, dejé una constancia ineludible. Pero aún así no lo entiendo. Al volver a mi casa, te encontré entre mis setos, y con aquella sonrisa me dijiste: "Ojo por ojo y hasta el día siguiente" No podía esperar que, en mi salón, junto a una botellita de gallego aguardiente, un besuguito aún caliente y una tuba impertinente, iba a encontrame de orquídeas tu ramillete.

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