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Mi primer relato

Según algunos, en las antiguas tradiciones de Australia, el hombre está hecho para cantar, esa es su funcion, y por eso tienen las letras...

lavandería



Siempre me he preguntado cual será la vida de las personas que transitan las lavanderías madrileñas. Algunas veces es obvio que son personas ocasionales que van con sus edredones y mantas, que no cogen en una lavadora normal de las que uno tiene en las casas. Otras me imagino lavadoras estropeadas, pisos compartidos con tantas personas que sin secadora a mano las cuerdas protocolarias amenazan con derrumbar las paredes con sus enganches. Pero de vez en cuando... Imagino ropa ...recogida de la basura, antes de pasar por el hogar. Manchas difíciles de sacar, desde el pintor al carnicero.
La historia de Sara es una historia peculiar. Sara es una veinteañera con tres niños, por la mañana se levanta a las seis, para prepararse ella y limpiar lo más gordo de la casa; después levanta su progenie y tras lavarlos, peinarlos, darles el desayuno, comprobar sus carteras, sortea tres o cuatro berrinches de los dos pequeños, aconseja al mayor, despierta al holgazan de su novio, que no quiere saber siquiera de su verdadero vastago, el menor de los tres y los dirige al colegio. Cuando los deja en la puerta siempre le asoma una lágrima, recuerda sus días de escuela, cuando el bulling aun no tenía nombre. Se sacude, coge el coche y se va a limpiar una casa, un portal, hace la comida y la plancha a una anciana, regresa y hace la comida propia de su familia. Se vá a por los niños, este año no le han dado comedor, habla con alguna otra madre, tratando de saber porqué el mediano está siempre triste, con alguna profesora tambien, porque el mayor no saca buenas notas. Regresa a casa, los sienta a la mesa y esperan al holgazan, que viene de buscar trabajo en el bar de la esquina. Hoy viene acompañado: "Este es Paco, su mujer está en el hospital, le he invitado a comer". Y regresa a los niños al colegio y hace otro portal y sale corriendo a por los pequeños de nuevo para volver a casa. Allí deja al holgazan al cargo de que hagan los deberes, sabe perfectamente que encenderán la televisión y jugarán un rato a indios y vaquero, pero no importa, hoy es viernes y los viernes ella se va a la lavandería y descansa: Son dos lavadoras, dos secadoras, las pone seguidas, una detrás de la otras, son sus dos horas de descanso semanal. Y allí sus ojos van viendo la vida pasar en sus giros, sin descanso, cada vez más rápido, o al menos eso le parece a ella y luego cada vez más lento. Cuando vuelva a casa sabe que tendrá que sentarlos a todos a hacer de verdad los deberes, al holgazán sentarle frente a las páginas de empleo de internet, los duchará a todos, hará la cena...

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